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¡Basta de impunidad!: Familia de joven venezolano muerto en Aruba denuncia fallas en la investigación y exige justicia

Las autoridades locales dicen que el muchacho de 20 años perdió la vida en un “accidente unilateral”; sin embargo, sus parientes y amigos familia señalan que la averiguación dejó muchos cabos

El 1 de abril de 2022, la sociedad de Aruba revivió la conmoción que experimentó el 17 de octubre de 2021, cuando conocieron la noticia de la trágica muerte del joven DJ de origen venezolano Luisangel Figueroa Flores, quien cayó misteriosamente de la parte superior de la zona de estacionamientos de un centro comercial de la isla.      

Y es que luego de seis meses de una investigación signada por el hermetismo, los puntos ciegos y algunas contradicciones, la conclusión a la que llegó el Ministerio Público fue que la muerte del DJ Louisville, como era conocido artísticamente, se produjo en un “accidente unilateral” y descartó la participación de terceros, con lo que cerró las investigaciones.

Anahixa Maitte Flores Arcia, madre del DJ de 20 años, compartió con Crónicas del Caribe su frustración por la conclusión de una investigación que no esclarece la trágica muerte de su hijo.      

“Después de seis meses largos, de tanta espera y de tanto silencio, el Ministerio Público nos llamó para darnos la definitiva del caso de Luisangel. Ellos nos dijeron la causa de la muerte y afirman que fue un accidente unilateral y que Luisangel quizá estaba bajo influencia del alcohol. Mi hijo no tomaba, yo no descarto que él haya tomado algo, en las discotecas por lo general a los DJ les ofrecen un par de tragos, pero no creo que con un par de tragos él pudo haber estado borracho, tan borracho como para caerse así”.

La discoteca Yolo, en donde Luisangel Figueroa trabajaba las horas previas a su extraña muerte, funciona en el edificio que queda al frente del lugar donde fue hallado su cuerpo.

Su familia indica que hubo cámaras que registraron sus últimos momentos con vida: el joven cruzó la calle y caminaba normalmente. No tambaleaba, ni tenía dificultades para dar sus pasos, como suele suceder con las personas con exceso de alcohol en su cuerpo.

“Las últimas personas que lo vieron en Yolo dicen que estaba tomando algo, pero ninguno refirió que estuviese ebrio hasta el punto de caerse, o no poder hablar (…) Y llama la atención el hecho de que el accidente no fue en el edificio donde estaba su lugar de trabajo. Él cruzo la calle para ir a un sitio al que no estaba acostumbrado a ir. No es común que fuese a ese mall”, enfatiza su madre.

El punto donde encontraron el cuerpo malherido del joven oriundo del estado de Anzoátegui, en Venezuela, se llama Paseo Herencia. Es un centro comercial que tiene un club de cine, restaurantes, bares, tiendas y un parqueadero de cuatro pisos.

Las informantes aseguran que ese centro comercial tiene poca actividad y que, en la hora en la que se produjo la muerte del muchacho, casi todas las tiendas estaban cerradas. El punto clave del testimonio de la familia es que no había ninguna razón para que Luisangel caminara hasta allá.

Luisangel Figueroa Flores, de 20 años, perdió la vida el 17 de octubre de 2021 en Aruba

“Él no tenía carro, no tenía por qué ir a ese mall que quedaba al frente de su sitio de trabajo y menos a ese estacionamiento”, insiste su madre.

El sábado previo al suceso, Luisangel trabajó hasta la 1:00 de la madrugada. Justo ese día, el gobierno de la isla había ampliado el horario de funcionamiento de los locales de entretenimiento al flexibilizar sus medidas para contener el COVID-19.

Esa noche, el muchacho le pidió prestado el carro a su madre por la misma razón. El domingo, su madre no pudo facilitarle el vehículo porque tenía que trabajar.

“Quedamos en que yo lo buscaría a las 6:30 p.m. Y esas fueron las últimas palabras que hablé con mi hijo”, relata la señora Anahixa.  Ese 17 de octubre, Luisangel salió después del mediodía de su residencia para tocar en la discoteca Yolo, pero terminó desviándose a casa de un amigo porque el toque no empezaba sino hasta después de las 2:00 p.m.

Otro colega lo recogió allí y se fueron al local. “Ellos tocaron juntos, porque se intercambiaban: primero lo hacían unos, luego otros. Luisangel, por lo general, casi siempre tocaba al final”, recuerda su madre.

De la discoteca salió entre las 6:30 p.m. y las 6:40 p.m. Sus amigos fueron los últimos que lo vieron con vida. Nunca llegó al punto de encuentro con su madre. La señora Flores recalca que no tenía motivos para dirigirse hacia otro sector distinto al punto de encuentro acordado: “Era una constante que él me esperara en frente del mall donde estaba la discoteca”.

Los cabos siguen sueltos

Según la versión de la Fiscalía, Luisangel cayó de forma accidental desde el cuarto piso. Especificaron en el informe final que no hubo cámaras que registraran el hecho, tampoco testigos. Las conclusiones tan radicales de los fiscales desatan las preguntas de sus familiares y allegados: ¿Por qué, entonces, afirman tan tajantemente que se cayó solo de ese cuarto piso, si no hay cámaras ni testigos que lo confirmen?

¿Cómo lo saben, en qué se basan?  Además de que Luisangel no mostraba signos en su cuerpo de haber caído de una altura de ese tipo. Estamos hablando de unos 200 metros. Él debería tener lesiones en su cuerpo que indiquen que ha caído desde esa altura, las cuales no tenía”, declaró a Crónicas del Caribe Fatima da Silva, amiga de la familia de Luisangel y quien los ha acompañado en todo este proceso.

En el documento que la Fiscalía entregó detallaron las lesiones que encontraron en el cuerpo de Luisangel: un golpe en la cabeza, la costilla superior reventada, aparentemente por el intento de reanimación, y algunas laceraciones en su cuerpo que, supuestamente, tenían que ver con la caída. No había indicios de que Luisangel hubiese estado en una pelea, tampoco de que la causa de la muerte fuese un suicidio.

“Ellos también hicieron experticias de su teléfono, lo abrieron, y según ellos, eso reveló solamente que tenía muchos amigos. No existe ningún indicio de suicido, ninguna nota”, añade la madre.

La conclusión de la investigación debió permitir a la familia del joven DJ Louisville hallar un poco de paz en medio del tránsito de un prolongado duelo. Pero surtió el efecto contrario.

“Yo estoy totalmente en desacuerdo, hay muchos cabos sueltos, muchas preguntas que no pudieron responder, como por ejemplo, por qué Luisangel no tenía muchas fracturas al caer supuestamente de un sitio tan alto (…) Me dijeron que en sus dedos consiguieron restos de pintura blanca, en el lugar donde lo encontraron, al frente, había un matero blanco. Quizá él se apoyó de ahí también. Él quedó vivo, quizá pudo apoyarse ahí para tratar de levantarse”, narra su compungida madre.

Otro elemento del relato de las autoridades que resulta inverosímil para los padres, la hermana y los amigos y allegados del joven es que la investigación determinó que Luisangel se sentó y cayó de espaldas. Pero su cuerpo fue hallado boca abajo.

Además, no presentaba traumatismos compatibles con una caída en esa posición: “¿Cómo es posible que cayera desde semejante altura y no presentara lesiones en su cara, en sus dientes?”, pregunta su madre.

“No hay huesos rotos, no hay golpes, no te puedo decir que había hematomas inmensos en su cuerpo. No podría haber caído de un cuarto piso, si acaso de un primero.  Solo tenía un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza, del lado derecho. Y eso fue lo que lo mató. Su cráneo se desbarató totalmente”, agrega la señora Flores Arcia.

En declaraciones a la prensa local en enero de 2022, Ramón Contreras, padre del DJ, especificó que revisaron minuciosamente el cuerpo del DJ tanto en el hospital como en la funeraria: “No tenía ninguna fractura como para haber caído de un segundo, tercer o cuarto piso. Su cadera, su cara, su dentadura, la frente, su tabique estaban bien”.

Otro elemento que le causa suspicacia a la familia es que la Fiscalía afirma que Luisangel estaba ebrio. Pero el propio fiscal le aseguró a su madre que no le habían hecho la prueba toxicológica.

“¿Entonces, cómo me prueban que Luisangel estaba borracho? Yo también le pregunté si Luisangel estaba drogado, soy madre, pero estoy abierta a cualquier posibilidad, además, también pudo ser que alguien le puso algo en la bebida. Y me dejó pasmada esta versión, porque el fiscal me dijo que cuando las enfermeras aplican algún analgésico o morfina en el cuerpo, eso entra como droga en el examen toxicológico. En mi familia hay seis médicos, tres enfermeras, y a ninguna les cuadra esa versión. Esas cosas son las que me tienen desconcertada, no me han dado una respuesta”, expresa la mamá del DJ.

Por otra parte, el hospital Dr. Horacio Oduber nunca entregó a la familia el informe médico de Luisangel, y supuestamente, tampoco lo compartió con detectives del caso, según versión del fiscal.

Las pertenencias de Luisangel fueron devueltas a sus padres al cerrar el caso. Pero sus zapatos, teléfono, reloj, su pendrive y audífonos no estaban tan destrozados como la Fiscalía aseguraba, lo que también los pone a dudar sobre una caída desde una gran altura.

“Su ropa estaba sucia, como arrastrada. Ahora más que nunca, estamos seguros de que no se cayó de ahí solo”, sostiene su mamá.

Como corolario de meses de dolor e incertidumbre, la madre del muchacho además tuvo que enfrentar agresiones verbales de uno de los investigadores del caso, de apellido Müller: “Me llamó para exigirme que me retractara de mis declaraciones a la prensa luego de la presentación del informe final del caso, estaba gritándome, puse la denuncia respectiva ante las autoridades”.

Impunidad: el fantasma que recorre Aruba      

La narración de lo ocurrido aquel domingo 17 de octubre es traída a colación una y otra vez por la señora Flores. La entrevista vía Zoom transcurre con un poster de DJ Louisville de fondo. Flores y luces blancas enmarcan las imágenes. El relato de una madre que busca justicia es fluido, pero se entrecorta cuando el dolor y la necesidad de justicia emergen.

“Luisangel era un niño respetuoso, no tenía enemigos. Aquí pasó algo. No estamos diciendo que alguien lo asesinó, pero sí estamos muy seguros de que alguien lo citó a ese lugar. Una persona no puede haber ido a un cuarto piso a sentarse ahí por nada, a caerse sin tener motivo. Yo lo estuve llamando y él me colgó la llamada, la rechazaba. Me cansé de decirle que contestara, que estaba cerca del lugar. Tengo esas conversaciones ahí.  Me pareció muy extraño que me colgara la llamada, cuando lo hizo, pensé que estaba tocando aún”.

Otras versiones que no han podido ser confirmadas por sus allegados indican que el muchacho se habría relacionado con la hija de un policía. Este dato podría ser de interés, pero no fue abordado en las averiguaciones oficiales. Públicamente, la Fiscalía llegó a desacreditar la información de testigos que llegaron a entrevistar.       

La familia guardó un silencio prudencial mientras las investigaciones se adelantaban: no querían entorpecer la ruta hacia el esclarecimiento de lo ocurrido. Pero el cierre abrupto del caso los obliga a seguir alzando la voz por justicia.

Un clamor que, según afirman, invade al pueblo de Aruba, porque en la isla se van volviendo comunes las muertes violentas sin resolución, ni culpables.      

“A mí me parece que faltó algo. O no sé qué están encubriendo. No sé si por el tema del turismo ellos silencian estas cosas, como pasó con el caso de Natalee Holloway, que antes no lo quise mencionar, pero ahora sí lo haré. Acá en Aruba hay personas que han perdido a sus hijos, que tienen cuatro o cinco años pasando por esto, esperando justicia. Hubo una señora que me comentó que su hijo falleció y que su caso fue tratado de igual forma”, abunda la madre del DJ de 20 años.

El caso al que hizo referencia la señora Flores Arcia es el de Natalee Holloway, una turista de 18 años procedente de Alabama, Estados Unidos, quien viajó a Aruba en el año 2005 para celebrar su graduación.

La última vez que la vieron con vida fue el 30 de mayo de ese año, saliendo de un restaurante y en compañía de un ciudadano de los Países Bajos de nombre Joran Van der Sloot, quien para el momento tenía 17 años, y dos amigos de este, quienes testificaron que la dejaron en su hotel y no le causaron ningún daño.

Una película recoge la historia del caso de Natalee Holloway

La muchacha desapareció y su cuerpo jamás fue hallado. El caso ha sido abordado en varios documentales de cadenas de Estados Unidos y el mundo. El principal sospechoso llegó a confesar a un reportero de crimen holandés, que lo grabó con una cámara oculta en 2008, que era culpable, y que los detectives que lo interrogaron en Aruba “eran los peores del mundo”.  

El padre del supuesto asesino, Paul van der Sloot, era un abogado que se preparaba para ser juez en la isla y también estuvo unos días detenido por las averiguaciones.

Con cámara escondida grabaron la cofesión del culpable

En Estados Unidos, Joran Van der Sloot fue condenado por fraude telefónico y por extorsionar a la madre de Holloway, a quien pidió una elevada suma de dinero a cambio de informarle dónde enterró los restos de su hija.

En Aruba fue detenido durante cuatro meses mientras avanzaban en la investigación del caso, pero fue dejado en libertad en septiembre de 2005 “por falta de evidencia” y aunque fue inicialmente obligado a permanecer en territorio neerlandés, un tribunal superior le quitó cualquier restricción.

Sin procesamiento ni condena en Aruba, el sujeto tuvo el camino fácil para proseguir en sus delitos. Se trasladó a Perú y en mayo de 2010 mató a la joven Stephany Tatiana Flores Ramírez, de 21 años, en la habitación de un hotel en Lima.

Habían compartido previamente en un sitio nocturno y luego se trasladaron al lugar. La joven fue asesinada con golpes en la cabeza y cuello que le causaron una hemorragia cerebral.

El individuo fue capturado en la frontera con Chile un día después de los hechos y confesó que mató a la muchacha porque ella encontró en su laptop información comprometedora del caso Holloway. En 2012, fue condenado a 28 años de cárcel.

Justo el 10 de mayo, la abogada y presentadora estadounidense de televisión Greta Van Susteren, que ha trabajado 17 años en el caso con la madre de Holloway, reveló que encontró una “prueba clave” sobre el hecho y que está a la espera del resultado de unos análisis que, promete, serán “impresionantes”.

La familia del joven no quedó satisfecha con la investigación policial

Sé que a mi hijo no lo van a revivir, que no me van a explicar lo que pasó. Pero quiero que esto se sepa en Aruba. En Aruba están pasando cosas, y nosotros merecemos el mismo trato que dan a los turistas. En la isla ocurren robos, accidentes, muertes, hasta profanación de tumbas (…) si esto no se para, si la gente no sabe qué fue lo que pasó con esto, esto va a seguir sucediendo”, advierte Anahixa, con relación al caso de su hijo y al rememorar lo ocurrido con la turista estadounidense.      

Buscar justicia en otras instancias

La familia Flores Arcia no se rinde en sus intentos por encontrar la verdad que la justicia local no reveló. Por eso, planean llevar el caso ante cortes superiores e incluso, internacionales, con la asesoría de abogados y organizaciones especializadas en derechos humanos.

No descartan acudir a las instancias del Reino de los Países Bajos, específicamente a un centro de investigación forense que se dedica a investigar los casos cerrados, para lo cual seguramente necesitarán del apoyo del pueblo de Aruba. Y están seguros de que encontrarán el respaldo que necesiten para estos trámites.

“El pueblo de Aruba lo ha hecho antes, se pone la mano en el corazón y ha ayudado en  este tipo de peticiones”, asegura Fatima Da Silva, amiga de la familia y quien la acompañó en la entrevista con Crónicas del Caribe.

 

La familia ya cuenta con un abogado que los asesora sobre las opciones para reabrir el caso y trabajan en una experticia minuciosa en el teléfono del joven, que ya tienen en sus manos y al que no habían tenido acceso en los últimos seis meses. 

Luisangel tenía ganas de vivir, aseveran sus allegados. Su carrera como DJ era exitosa, sus servicios eran solicitados por clubes de renombre y tenía invitaciones para tocar fuera de la isla. Estaba conociéndose con una jovencita, con quien conversó horas antes de su muerte

Su familia no desmayará hasta despejar las dudas que los inquietan día tras día. A casi siete meses de la muerte del DJ, la vida continúa, pero a medias. La mamá del joven solo ha podido reintegrarse parcialmente a su trabajo. Su motivación actual es una sola: entender por qué le arrebataron a su hijo de 20 años, hallar la verdad      

“Yo no tengo lágrimas. A mí se me secaron. Todos los días tengo en el pensamiento a mi hijo. Estoy yendo al psiquiatra, a psicólogos (…) Solo Dios dirá hoy, mañana, en diez o veinte años, o antes de yo morirme, qué fue lo que pasó. Creo firmemente en Dios, en Jesucristo y en su justicia divina. Yo insistiré para que Luisangel no sea el nuevo Natalee Holloway. Y voy a ir donde tenga que ir.

Mi hijo ya era famoso por su arte, no era problemático, nunca tuvo una pelea (…) Es justo saber qué le pasó, por qué le pasó, para evitar que ocurran cosas similares a otros jóvenes

Si en una isla tan pequeña se comete un asesinato y nadie sabe que pasó, entonces se abren las puertas a que cualquiera venga a cometer un asesinato acá (…) Quizá Dios me puso acá por algo, y voy a seguir”, concluye la señora Flores Arcia.

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