“Pedimos que el caso no quede impune”: familia del DJ venezolano fallecido en Aruba clama por justicia
Al cumplirse un mes de la trágica muerte de Luisangel Figueroa Flores, de 20 años, sus parientes expresan su preocupación por el hermetismo que rodea a las investigaciones
Hace un mes el joven venezolano Luisangel Figueroa Flores perdió la vida en circunstancias que aún no se han esclarecido. Un 17 de octubre que cambió drásticamente la realidad de la señora Anahixa Maitte Flores Arcia, su madre; de su hermana Anamar y de toda su familia, algunos radicados en Venezuela y otros fuera de ella, pero todos unidos en un mismo clamor a pesar de los cientos de kilómetros que los separan geográficamente: el de pedir justicia y celeridad en la investigación del caso.
Luisangel apenas se asomaba a la vida adulta, sin embargo, su presente ya tenía destellos de brillo y su futuro era promisorio. El niño que a los seis años de edad salió de la zona popular de Guamachito, estado Anzoátegui, para vivir con su madre y su hermana en Aruba ya se había labrado un nombre exitoso como DJ a sus cortos 20 años. Hablaba papiamento, holandés y un poco de inglés, había obtenido recientemente su cédula holandesa y era muy querido en la escuela E.P. B. Hato, como se constató en sus honras fúnebres.
Asimismo, era reconocido por su trabajo no solo en Aruba, pues ya había asistido a islas cercanas como Curazao a amenizar eventos. Su actividad cobraba cada día más vuelo para orgullo de sus allegados. Se había presentado en sitios de alto prestigio como Craft, Souuthbeach, SandBar, Reflextions, Moomba Beach, Bochincha y Yolo, así como en bodas y eventos en Isla Renaissance y promociones de colegios como el Arubano, EPB Hato y Mavo, entre otros.
El muchacho estaba planeando viajar a Houston, Estados Unidos, para trabajar en varias discotecas que se habían interesado en contratarlo. Dos semanas después de su muerte, iba a comenzar a tocar en una discoteca de la isla llamada Chupitos.
En conversación con Crónicas del Caribe su tío, José Miguel Rondón Arcia, expresó el pesar que aqueja a toda la familia. La pregunta que pasa por sus mentes con cada minuto que transcurre en medio de la incertidumbre es qué pasó exactamente la noche de aquel domingo, cuando su sobrino apareció gravemente herido en la zona baja del estacionamientos del Centro Comercial Paseo Herencia, ubicado en la zona turística y comercial de Aruba.
“Él era un niño respetuoso, querendón, amable con todos, con su familia y compañeros. Nunca tuvo un problema con nadie, y eso es lo que nos llama la atención. Por eso es la inquietud, él no pudo haberle hecho nada malo a nadie para que a él le hicieran eso”, comenta Rondón.
La noche en la que silenciaron sus mezclas
Luisangel, el DJ “Louisville” (nombre artístico) tocó por última vez el 17 de octubre en la discoteca Yolo. El evento en el que estaba trabajando debía terminar a las 7:00 p.m. Como siempre sucedía, su madre había quedado con él en pasar a buscarlo.
Su tío comenta que la madre de Luisangel solía acompañarlo a sus presentaciones. Siempre lo supervisaba. Aunque el muchacho trabajaba en el mundo del espectáculo y entretenimiento, no ingería bebidas alcohólicas.
“Ella siempre estaba ahí para cuidarlo, lo buscaba, lo llevaba, se iba con él a las fiestas para estar pendiente de su hijo”, narró Rondón.
La noche del fatal suceso, la mamá llamó a Luisangel a las 6:30 p.m. para pasar a buscarlo, como habían convenido. En el momento en el que la señora intentaba establecer contacto con su hijo, cortaron la llamada. Eso la preocupó un poco, pero pensó que quizá se había extendido la hora del toque en la discoteca por la flexibilización de las medidas contra el coronavirus, y que probablemente el propio muchacho había desviado la llamada porque no podía atenderla.
“A mi hijo yo lo llevaba al sitio y lo iba a recoger a la puerta del sitio. Ese día, como yo estaba trabajando, él tomó un bus para llegar a la discoteca y lo iba a recoger al salir del club. Él no tenía carro, ese día se fue sin auto, a veces usaba el mío, pero ese día casualmente no se lo llevó. Yo comencé a llamarlo como a las 6:30 p.m. a ver cómo estaba, pero me colgaron el teléfono. Lo seguí llamando, y luego recordé que un día antes habían suavizado las restricciones por el COVID-19 y habían permitido a los clubes trabajar una hora más, por eso pensé que él seguía trabajando”.
La señora comenta que se fue a dar vueltas en el auto para esperar que fuesen las 7:00 p.m. con una preocupación de fondo: ya le parecía extraño que Luisangel no le hubiese respondido la llamada, ni avisado de la extensión de su horario de trabajo. Por ello, llamó a su hija para preguntarle si sabía algo de él.
“Allí es cuando ella me dice que la policía me había estado llamando al teléfono, pero como estaba manejando, lo dejé a un lado y no me percaté. En ese momento, los llamo yo (a la policía) y me dicen que tenía que ir urgente al hospital porque mi hijo había caído desde un tercer piso”, relata Flores.
El muchacho apareció malherido en la parte baja del centro comercial, en una zona un tanto distante de donde estaba la discoteca en la que trabajaba. “No sabemos por qué él se dirigió hasta esta zona. Luisangel era una persona que no peleaba, no tenía problemas con nadie. Por eso, presumimos que alguien que quizá él conocía lo citó y fue para allá”, contó su tío José Miguel Rondón.
Al DJ lo consiguieron en un estado grave de salud como consecuencia del traumatismo craneoencefálico que sufrió. Fue atendido por los sistemas de emergencia y trasladado a un hospital, en donde murió cuatro horas más tarde.
“Al llegar al hospital, mi hijo estaba vivo, pero nunca reaccionó y falleció luego”, añade la señora Flores. El teléfono del joven DJ fue encontrado completamente destruido junto a su cuerpo. Según información que maneja su familia, el aparato fue rescatado por la policía para extraerle la información almacenada en sus registros.
Hermetismo y silencio que prolonga el dolor
La tía del fallecido, Maricruz Rondón, declaró en entrevista para el medio Noticia Impacto el pasado 21 de octubre que el DJ estaba muy alegre esa noche. “Para nosotros, él fue empujado. Luisangel no tenía ningún motivo para tomar esa decisión (de lanzarse). Personas que compartieron con él nos comentaron que esa noche él estaba alegre y totalmente normal. Queremos, pedimos y esperamos que todo se aclare y que las personas involucradas en el hecho paguen”.
A un mes del lamentable suceso, el silencio de las autoridades preocupa a los familiares de Luisangel. Aunque su madre ha estado acudiendo a los entes competentes para obtener información sobre los avances del caso, solo le piden que tenga paciencia, porque ellos están trabajando.
“He ido al Ministerio, a la policía, ellos dicen que están trabajando. Pero no hay una versión oficial sobre si se cayó, si lo empujaron, si lo asesinaron. Ellos tienen su teléfono y todas las pertenencias aún, me entregaron el cuerpo, pero ellos tienen sus pertenencias”, agrega.
La señora Flores, madre de Luisangel, también quiere dejar claro que su hijo no tenía motivos para atentar contra su vida.
“Mi hijo no dejó cartas escritas, no tenía una novia por la que pudiese quitarse la vida, ni un problema serio para tomar esa decisión. Eso lo descarto de mi cabeza y de cualquier posibilidad. Al contrario, Luisangel tenía muchos sueños, metas, proyectos. Dos semanas después de su muerte abrieron un local en donde él iba a tocar. Él estaba contento y sus amigos que estaban con él ese día dijeron que estaba normal, alegre, como lo era en cada jornada en la que iba a trabajar”, aseguró Flores.
El camino por recuperar algo de paz después de una pérdida tan irreparable y repentina pasa necesariamente por lograr determinar la verdad de lo sucedido y aspirar a que se haga justicia. La familia de Luisangel solo clama por información y claridad. Su ánimo no es el de entorpecer o dudar de las investigaciones. Pero, con el pasar de los días y semanas, el mayor temor de sus allegados es que la verdad se diluya con el tiempo y no se llegue a saber qué fue lo que realmente ocurrió.
“Las autoridades de Aruba aún no han revelado un informe preliminar para dar a conocer si han interrogado a personas, si hay sospechosos, o detenidos, nada. Son muy herméticos. Su madre ha estado dirigiéndose a los diferentes cuerpos de investigación o policiales para hacer presión y manifestar que está pendiente del caso, con la intención de que no quede impune”, comentó el tío del DJ.
“Mi hermana está destrozada, todos los días llora. Era un muchacho bueno, tenía un potencial grande, fue hasta Curazao a presentarse. Que vengan a cortarle sus sueños de esa manera es muy difícil”, exclamó adicionalmente.
“¿Por qué los cuerpos policiales son tan herméticos? ¿Por qué no hay una declaración preliminar? ¿Por qué no le dan una respuesta a la madre, qué pasó con las autoridades que no se pronuncian? ¿Hay interrogatorios, hay culpables?”, son preguntas al aire que lanza el tío de la víctima.
La familia de Figueroa también insta a la comunidad de DJs de Aruba a que se sume a sus reclamos para hacer presión y lograr que haya celeridad en las investigaciones.
Una melodía que persiste en redes
La madre y la familia del muchacho fallecido en circunstancias trágicas abrieron una cuenta en Instagram para exigir justicia en el caso.
En el perfil @ todosomosdjlouisville hay una recopilación de mensajes de sus familiares y amigos en donde instan a las autoridades a investigar el caso en profundidad y a compartir sus hallazgos.
También, hay videos, mensajes conmemorativos y fotos de los pasajes de la vida profesional y personal del joven oriundo de Venezuela. “Siempre estaremos juntos, mi hijo amado, cuánto me duele en el alma”, escribe la madre del muchacho junto a una de las fotos, en las que aparece a su lado.
En la cuenta también hay fotografías de amigos suyos que se han tatuado la inscripción “DjLouisVille” como una forma de homenajearlo y de mantener vivo su recuerdo.
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