Migración

Lucha de familiares de balseros venezolanos comprobó el delito de trata de personas hacia Aruba y Curazao

Las familias, que han asumido directamente la investigación y hasta han contado con el apoyo de grupos armados que operan en las minas del estado Bolívar, exigen respuestas a las autoridades y que los desaparecidos vuelvan a sus casas vivos

Este 17 de marzo se cumplieron tres años de la desaparición de 17 personas, entre ellos dos adolescentes, que zarparon en un peñero desde la orilla de Tiraya en la Península de Paraguaná, estado Falcón, con el sueño de ingresar ilegalmente a Aruba. 

Tres años en los que la investigación por parte de las autoridades venezolanas pasó a ser abordada como una red de trata de personas, en la que han tenido participación ex funcionarios policiales del estado Falcón.

Aunque el caso no está policialmente resuelto, pasó a ser una investigación nacional por los delitos de trata de personas y asociación para delinquir, gracias a las familias que han buscado pruebas y han presentado señales de que la lancha no se hundió, como les hicieron creer en el momento los responsables del viaje clandestino. 

De ocho detenidos que han logrado diferentes organismos de seguridad en estos tres años, dos salieron en libertad y uno recibió una medida sustitutiva de libertad; mientras que cuatro están prófugos y con orden de captura.

Los familiares se concentraron ante los tribunales de Coro para exigir justicia. Cortesía: Jhonny Romero

Las familias acudieron una vez más este 17 de marzo a la Fiscalía 13 del Ministerio Público en la ciudad de Punto Fijo, para exigir que interroguen a los detenidos con el fin de saber dónde tienen a las 17 personas. Además, solicitaron que no se cambie más al fiscal y el juez porque esto atrasa todas las actuaciones, y que hagan que sus familiares regresen vivos. 

Reencuentro truncado 

Mairan del Carmen Medina Luquez tenía 45 años cuando se subió a esa embarcación junto a sus dos hijos, Sebastián Eduardo de 11 años de edad y Kristian Patrick Calatayud Medina de 17. La familia tenía años que no veía al patriarca, ya que se había ido para la vecina isla de Aruba en busca de una mejor calidad de vida para sus hijos.

Ismervin Medina, sobrina de Mairan del Carmen, contó que ellos querían irse legalmente, pero el mayor de los hijos no había podido sacar el pasaporte por retrasos en el Servicio Administrativo de Identificación Migración y Extranjería (Saime) y ya no querían seguir esperando.

Esposas, sobrinas y madres de los desaparecidos de Paraguaná mantienen las búsquedas de información. Crédito: Irene Revilla

“El esposo de mí tía hizo el contacto en Aruba para que los tres viajaran en uno de los barcos clandestinos que salen de Paraguaná. La familia no sabía nada, nosotros nos enteramos el día del viaje cuando él me escribió para que le dijera a mi tía que el viaje era ese día”, relató la joven Medina.

Mairan llevaba mil dólares, que era el costo del pasaje de dos de ellos, y el tercero se lo iba a pagar su esposo al contacto que hizo en la isla para el viaje. Ella la acompañó en el taxi desde la población de Guacuira hasta una casa en Tiraya, desde donde iban a salir. “Mi tía llevaba su maleta y en ella los teléfonos y los documentos envueltos en plástico, por eso le pedí que le pidiera un mensaje a alguien de la lancha cuando salieran. Ese mensaje nunca llegó, nos enteramos por su esposo que la lancha no llegó y que habían salido esa misma noche”, manifestó entre sollozos.

La búsqueda fue solo familiar

Al no tener noticias sobre el paradero de su familia, decidieron ir al sitio donde la dejaron en Tiraya y encontraron que la casa estaba destrozada, con vidrios rotos por todas partes y oscura porque no había servicio eléctrico, lo que les indicó que no querían dejar evidencias. 

En grupos buscaron por toda la orilla de la costa de la Península de Paraguaná, específicamente en el municipio Falcón, pero nadie en la zona decía nada. “En los pueblos como Tiraya, Cabo San Román y Las Cumaraguas, la gente nos tiraba la puerta en la cara, estoy sorprendida de cómo los niños están adiestrados para que no digan nada de lo que pasa en esos pueblos”, destacó Medina. 

Mairan del Carmen y sus dos hijos viajaron con el sueño de la reunificación familiar. Crédito: Irene Revilla

Con desespero muchas veces le gritó al mar: “Si tú te los llevaste, devuelvemelos”. En la búsqueda consiguieron unos pescadores que habían visto al capitán y su ayudante, los rescataron cerca de la orilla y dieron información confusa sobre el presunto lugar donde la embarcación había zozobrado. Estas mismas personas hicieron recorridos por el mar hasta llegar a los linderos con la isla de Aruba, pero no hallaron restos de la embarcación o de alguno de los tripulantes

La búsqueda se extendió a pie, a lo largo de toda la costa, los familiares se separaban en grupos para buscar alguna prenda de ropa o alguna maleta que les diera certeza de que la embarcación se había partido en dos, tal y como indicaron el capitán y su ayudante a los pescadores, pero los esfuerzos no les confirmaron nada.

Las pruebas fueron apareciendo 

Ismervin Medina recuerda que cada tripulante tiene su historia y el monto que pagaron para subirse a esa embarcación; sin embargo, todos vivieron lo mismo al cumplirse tres meses de la desaparición: les borraron las cuentas de WhatsApp. 

“Una a una fueron eliminadas, aunque días antes se habían conectado a la aplicación. También hemos visto a varios de nuestros familiares conectados a Facebook y aunque se les escribe, leen los mensajes y no responden”, afirmó. 

Para Medina las investigaciones han sido insuficientes porque con tecnología pueden saber desde qué dispositivo se abre el Facebook de algunos de ellos y desde dónde estaban conectados a Whatsapp, pero aunque pidieron que se investigara, no tuvieron respuestas. 

Los familiares siguen con sus campañas y no pierden las esperanzas de reencontrarse con sus seres queridos

En el año 2021, vieron una noticia en las redes sociales de que las autoridades habían rescatado a un grupo de 600 personas que estaban secuestradas en el estado Bolívar. Al ver la fotografía, identificaron a varios que llevaban la misma ropa.

Al no tener respuestas de las autoridades falconianas, el grupo de mujeres viajó a Bolívar en busca de información y recibieron apoyo de grupos armados que operan en las minas, pero tampoco tuvieron información concreta de sus familiares, solo que sí estuvieron en el lugar.

Hasta la fecha el juicio de este caso no ha terminado, pese a que tienen seis hombres detenidos, entre ellos a alías “Charamingo”, quien recibió a la familia Calatayud Medina en la casa de Tiraya.

Un caso parecido 

Otras 33 personas cumplieron tres años y nueve meses desaparecidas, luego de que se montaron en una embarcación desde Punta Agüide, municipio Colina del estado Falcón, para ingresar de forma ilegal a Curazao. 

Por este caso hay cinco detenidos, entre ellos Endry José Gutiérrez, organizador del viaje, quien en las audiencias ha buscado la manera de que el juez desestime el delito de trata de personas, pero no lo ha logrado y el caso sigue en juicio.

Los falconianos piden que se investigue y se hagan interrogatorios a los detenidos que son quienes pueden dar información de dónde dejaron a sus familiares. “Ellos se fueron vivos y queremos que los regresen vivos”, escribieron en las pancartas que desplegaron.

Redes criminales explotan a las personas bajo la promesa de un mejor futuro. Imagen: Caleidoscopio Humano

El director del Comité Nacional de Familias Víctimas de las Desapariciones y Trata en las costas de Venezuela Mayday (Confavidt), capítulo Falcón, Jhonny Romero, dijo que hay 118 desaparecidos más en ocho embarcaciones diferentes que salieron de Sucre, Nueva Esparta y Falcón.

Los casos más emblemáticos de Falcón, son el de 2019 que salió con 33 migrantes desde Punta Agüide con destino a Curazao y el de 2020 que salió desde Tiraya y pretendía entrar a Aruba. La mayoría son habitantes de Falcón que buscaban reunirse con familias que ya están establecidas en las islas, para así brindar mejor calidad de vida a quienes dejaban en Venezuela. Muchos viajaron por falta de pasaportes, por deportaciones anteriores y por el cierre de frontera decretado por el gobierno de Venezuela.

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