Corrupción, silencio e impunidad: “¿Dónde están?”, claman familiares de desaparecidos de Tiraya
Los afectados denuncian que las autoridades no ofrecen respuestas ni informan sobre el avance de las investigaciones. Afirman que el caso tiene relación con las mafias de trata de personas y explotación sexual
“Tía, estoy feliz, pronto veré a mi papá”. Sebastián Calatayud, de 11 años de edad, contextura delgada y ojos marrones, estudiaba quinto grado de primaria cuando su madre decidió que viajarían a Aruba para reunificar a la familia.
“El sueño más grande de Sebastián era volver a ver a su papá, ese niño iba con una emoción que yo nunca había visto en nadie, pero jamás imaginamos esto”, cuenta su tía Ismervin Medina.
Junto con su madre de 47 años, su hermano de 17 y otras 17 personas, Sebastián desapareció el 17 de marzo de 2020, cuando se trasladaba a bordo de la embarcación La Encontrada rumbo a Aruba. Todos salieron a las 4 de la tarde de ese martes desde Tiraya, en la península de Paraguaná, estado Falcón, y un año después nadie sabe qué pasó con ellos.
Sebastián, a quien describen como un niño inquieto, carismático y hogareño, preparó un pequeño equipaje y antes de partir, se encargó de compartir con su mejor amigo Miguel Medina y sus primos más cercanos, la buena nueva sobre el próximo encuentro con su papá.
Kristian, su hermano de 17 años, cursaba quinto año de bachillerato y se dedicaba a la barbería. El muchacho confiaba en sus habilidades para empezar a trabajar en Aruba. Veía la estadía en la isla como una oportunidad para alcanzar y adquirir lo que en Venezuela es imposible a causa de la crisis económica. Un sueño perdido en altamar.
Sin respuesta
Tras un año de reclamos y diálogos con organizaciones internacionales y venezolanas, este miércoles 17 de marzo familiares de los desaparecidos de Tiraya protestaron frente a la sede del Ministerio Público, ubicada en la ciudad de Punto Fijo, para exigir información sobre las investigaciones del caso. “Estamos claros de que hay corrupción y plata de por medio, el fiscal se lava las manos”, denunció Yadixza Primera.
Primera es esposa de Ian Rosales, de 36 años, uno de los pasajeros de la embarcación La Encontrada. Confiesa que sus hijos de 16, 13 y 10 años reciben atención psicosocial por el impacto que ha causado la desaparición repentina de González. “No es fácil salir adelante sola con tres niños y en medio de la pandemia. Dejamos de tener vida hace un año, no tenemos ayuda”, comenta la señora.
Los familiares no tienen acceso al expediente de investigaciones. Arelys Rosales explica a Crónicas del Caribe que su hermano Ian viajó a Aruba buscando calidad de vida. Está convencida de que su pariente sigue con vida. “Queremos saber qué pasó, no sabemos nada de nuestros familiares, él es un padre de familia, qué han hecho con ellos, dónde los tienen, merece libertad, abusaron de su buen corazón”, expresa con dolor.
Último mensaje
Los organizadores de la travesía cobraron entre de 400 y 500 dólares por persona. Familiares de los desaparecidos aseguran que los organizadores informaron que la embarcación llegó a su destino a las 11:00 de la noche del 17 de marzo de 2020, y justificaron el silencio de los viajeros por posibles detenciones por parte de los organismos de seguridad de Aruba.
Denuncian que los hechos tienen relación con una organización de trata de personas y explotación sexual. Descartan la hipótesis de un supuesto naufragio. Dicen que el mar ya los hubiese arrastrado a la orilla.
La población de Adícora, El Supí y Buchuaco iniciaron voluntariamente labores de búsqueda con el fin de hallar algún objeto que les indicará donde están los cuerpos. Hasta la fecha no han conseguido nada. “No hay una bolsa, no hay un zapato, dónde está lancha, dónde están”, se preguntan.
Muy peligroso
José Hurtado, de 54 años de edad, desapareció en esa travesía. Conocido en las costas de Paraguaná como “Cheo”, se dedicó a la pesca de arrastre durante 40 años, hasta que fue prohibida por el régimen chavista.
Hurtado ya había estado en Aruba, donde llegó a trabajar como albañil, pero no se estableció en la isla por mucho tiempo. De regreso a Venezuela, sufrió el quiebre del sector pesquero y luego el cierre de las fronteras marítimas con el Caribe Neerlandés lo obligó a reinventarse. Así consideró el viaje como una oportunidad para sostener a su familia.
“Yo le dije a mi papá que no estaba de acuerdo con ese viaje”, relata Juan Hurtado a Crónicas del Caribe. “Le advertí que ese viaje se prestaba para cualquier cosa. Los organizadores le ofrecieron y garantizaron trabajo en la isla y él me dijo que lo iba a hacer porque aquí en Venezuela no iba a generar nada. Su decisión fue firme”.
En principio, las autoridades informaron la detención de ocho personas involucradas en el caso, entre ellos un antiguo funcionario policial. Más allá de esa actuación, los familiares critican al régimen venezolano por no escuchar sus reclamos ni esclacerec el caso. “Me siento impotente debido a que las instituciones no toman en cuenta nuestras denuncias y nos tratan como burla, no nos atienden”, lamenta Juan Hurtado.
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