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Isaac Niño: el tatuador venezolano que graba su arte en la piel de los arubeños

Salió del estado Táchira para triunfar en Aruba, donde incluso ha llegado a dibujar sobre la epidermis de un ministro del gobierno local

La piel es el lienzo sobre el cual Isaac Niño despliega toda su creatividad. “El arte del tatuaje se ha transmitido de una cultura a otra, es una expresión que ha venido abriéndose paso en el tiempo y ha vivido distintas restricciones en la sociedad”, reflexiona Niño, tatuador profesional venezolano de 33 años de edad, residente en la isla de Aruba desde 2014.

Desde muy joven, Niño asumió como oficio inyectar tinta en la epidermis. Su oficio le ha permitido visitar más de cinco países, incluida Aruba, donde tiene un estudio de arte corporal que recibe hasta a políticos.

Del Táchira a Aruba: Isaac Niño deja su huella en la piel de la isla

“En Aruba siempre he tenido clientes, así que viajaba desde Venezuela o Panamá para atenderlos. Algunos de ellos me pidieron guardar el secreto para evitar críticas”, confiesa.

Oriundo de San Cristóbal, estado Táchira, decidió emigrar luego de cerrar dos de sus tres estudios de arte corporal por la crisis económica venezolana. “Mi intención no era salir de Venezuela y quedarme en Aruba, pero tuve que hacerlo. Cerré una tienda en el año 2017 y luego una en 2019. Para mí era difícil ejercer en Venezuela porque había escasez, no se conseguían todos los productos y no se podía ni comprar por la hiperinflación”, cuenta.

Inicios

Antes de afincarse en Oranjestad, Niño había evaluado opciones para desarrollar su talento en la isla. Un amigo, que con los años se convirtió en su socio, lo convenció de viajar y probar suerte.

“Un amigo quería invertir un dinero en Aruba, me planteó la posibilidad e iniciamos un proceso exploratorio en la isla para conocer los intereses de los arubeños y donde situar el local”. apunta.

Al llegar a la isla, enfrentó a una serie de desafíos como aprender a hablar papiamento, el trámite de sus documentos migratorios para conseguir la residencia y la adquisición de sus herramientas de trabajo para lo que sería su nuevo espacio laboral.

“Para esa época compré un librito que un amigo me recomendó, ahí empecé a leer y a captar un poco, la verdad, al principio había muchas cosas que no entendía, pero me ayudó mucho”, describe su proceso para acercarse al idioma local.

Empezar de cero

Niño tuvo que dejar atrás años de prestigio y bonanza en su patria. “Viví el proceso de reiniciar mi vida y empezar de cero un negocio, un pequeño estudio donde poder ejercer mi arte”. En esta nueva etapa perseguía una meta ambiciosa: expandirse en el Caribe Neerlandés y proyectarse hacia Europa.

No ha sido fácil. Niño reconoce que en los últimos años ha cambiado negativamente la manera en que son percibidos en Aruba los venezolanos, que han llegado en masa en medio del éxodo provocado por la emergencia humanitaria compleja.

Apoyándose en las redes sociales, ha logrado ganarse la confianza del público de la isla. “Para mí ha sido un honor tatuar a los arubeños”. Revela que entre sus clientes también se cuentan políticos. “Uno de ellos es un ministro en funciones que tiene los brazos y las piernas tatuadas, de hecho, solo usa camisas manga larga porque sus colegas lo critican y lo han rechazado”. Niño evita revelar la identidad del funcionario, honrando el pacto de confidencialidad que suscribió.

Surrealismo

Niño se distingue por su estilo surrealista. Dependiendo de la complejidad del tatuaje, una sesión puede durar entre una u ocho horas. “Me llama mucho la atención la manera en que los elementos del dibujo se adaptan a las partes del cuerpo, aunque siempre hay piezas difíciles, todos los días uno se enfrenta a retos complejos”, subraya. 

El joven fue pionero en introducir su técnica en la isla. Conforme a la demanda, se especializó cada vez más en afinar su técnica. Adelanta que entre sus planes está abrir una oficina en Países Bajos, pero la pandemia de la COVID-19 paralizó temporalmente la idea.

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