Al menos 270 venezolanos están desaparecidos en el Caribe
Los emigrantes generalmente no disponen de los recursos para salir del país, y se ponen en manos de redes de tráfico y trata de personas
Desde junio de 2019, Jhonny Romero espera alguna señal de vida de su hijo, Jhonny de Jesús Romero Palacios.
El hombre, de 27 años de edad, se fue de la casa de su mamá en un viaje clandestino desde el estado Falcón a Curazao, y nunca se supo más de él. Su padre, un instructor de gimnasio, creía haberlo disuadido, haciéndole entender que con lo que ganara a través del oficio de barbero no obtendría lo suficiente para vivir en la antilla, como antes lo hizo en Colombia.
“Le ofrecieron que como era buen barbero podría ganar entre ocho y doce dólares por cada corte en Curazao. Quedó alumbrado con esa cantidad. Yo le expliqué que no era lo mismo, pero él insistió, convencido por sus amigos (…) Me enteré de que había desaparecido porque su mamá me informó”, relata.
Desde entonces, Romero emprendió un camino para tratar de reconstruir el camino recorrido por su hijo, y en ese tránsito formó el Comité de Familiares de Desaparecidos en Falcón (Cofadef), una organización que ha extendido su alcance para investigar también lo que sucede con las personas a las que se les pierde el rastro mientras navegan a Trinidad y Tobago, tal y como sucedió entre fin de semana del 24 y 25 de abril.
Romero apunta que Trinidad se ha convertido en un centro de recepción para emigrantes venezolanos que caen en redes de delincuencia organizada. No solo en el oriente del país, sino también en lugares tan lejanos como los estados Falcón y Carabobo.
Él cree que su hijo nunca llegó a Curazao, sino que lo llevaron por tierra hasta Güiria, estado Sucre, y de allí embarcó a Trinidad.
Sin parar
Sostiene que todos los días zarpan en promedio dos lanchas con emigrantes clandestinos hacia esa isla. Cada uno pagaría entre 200 y 300 dólares, cuando parten desde Güiria (Sucre) o Pedernales (Delta Amacuro).
Según el director de FundaRedes, Javier Tarazona, desde 2019 hasta el pasado fin de semana han desaparecido en aguas del Caribe por lo menos 270 venezolanos. De ellos, 152 intentaban llegar a Trinidad desde distintos puntos de Venezuela.
El último caso fue reportado el viernes 23 de abril, cuando zozobró una lancha pesquera que había partido de La Horqueta (norte de Tucupita). Romero logró conversar con uno de los siete sobrevivientes, quien le comentó que la embarcación “se partió en dos” cuando fue golpeada por una ola en el trecho conocido como Boca de Serpiente.
De acuerdo con la información suministrada por la gobernadora deltana, Lizeta Hernández, han sido recuperados nueve cadáveres, con lo que la cifra de desaparecidos por este caso llega a diez. Otros recuentos indican que podrían ser veinte.
Un gráfico divulgado en diciembre por el gobernador de Sucre, Edwin Rojas, detalla que los viajes desde Pedernales a la ciudad trinitaria de San Fernando duran tres horas, lo mismo que si se zarpa desde Güiria.
Desidia oficial
El director de FundaRedes señala que entre 2019 y el pasado fin de semana han naufragado siete embarcaciones. Pero las desapariciones no ocurren siempre en las aguas entre Venezuela y las islas más próximas.
Romero estima que más de 110 personas han sido víctimas de redes de trata de personas, puesto que se comprometen a cancelar con trabajo las deudas por el traslado irregular y la estadía en destino.
En su experiencia, ante estos casos los fiscales del Ministerio Público intentan disuadir a los familiares de que formulen sus denuncias. Luego, retardan las investigaciones, para argumentar que los expedientes no avanzan debido al paso del tiempo. Indica que siempre exigen a los familiares guardar silencio ante los medios de comunicación.
La única excepción, recuerda, fue en diciembre de 2020, puesto que el caso de los desaparecidos que habían zarpado desde Güiria fue noticia desde el principio, “y les explotó en la cara”. La mayoría de los detenidos por este caso son efectivos de la Guardia Nacional, señalados de cobrar coimas para permitir que las lanchas con emigrantes se hicieran a la mar.
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