Médicos y expertos acusan a la ministra de Salud de Curazao de socavar política de vacunación contra el COVID-19
Poco más del 60% de la población de la isla está inmunizada completamente contra el coronavirus. La titular del despacho de Salud Pública, lejos de convocar a los rezagados, desestimula a quienes faltan por vacunarse y promueve tratamientos no aprobados en investigaciones
Curazao superó el fin de semana del 23 y 24 de octubre la cifra de los 100 mil vacunados contra el coronavirus, unos números que adquieren mayor relevancia si se toma en consideración que desde el propio despacho encargado de la política sanitaria de la isla no hay un apoyo rotundo a la campaña de inmunización.
Para una isla que inició una activa campaña de vacunación contra el COVID-19 en marzo, la llegada a la cartera de Salud Pública, Medio Ambiente y Naturaleza de Dorothy Pietersz-Janga, que pertenece a las filas del MFK, marcó el inicio de una etapa de controversias y señales confusas sobre el manejo interno de la pandemia.
El gobierno de Gilmar Pisas asumió el poder justo cuando su antecesor había activado la campaña de vacunación masiva. Aunque Pisas ha apoyado públicamente la vacunación, en la comunidad científica causó resquemor el hecho de que la regente de la salud pública de Curazao insinuara que no se vacunaría contra el COVID-19, así como también que deslizara desde un principio que no apoyaría la estrategia de vacunación, que el anterior gobierno había marcado como crucial para cerrar la etapa de bloqueos y limitaciones a la economía.
La pregunta que se hacen los científicos de la isla es cómo puede una ministra de Salud oponerse a la medida preventiva crucial para evitar la diseminación del coronavirus e, incluso, para disminuir el riesgo de nuevas mutaciones peligrosas del virus pandémico.
Para atizar el fuego de la controversia, en una entrevista televisiva concedida el 18 de octubre, Pietersz-Janga se negó a apoyar explícitamente la campaña de vacunación contra el COVID-19 en Curazao y a recomendar a las personas que no quieren recibir la inyección a llevar una vida “saludable”. La ministra comentó además que no objetaba el uso de la ivermectina y las vitaminas para “prevenir y tratar el COVID-19”, puesto que según afirmó, se han logrado “buenos resultados” al utilizar una determinada cantidad de miligramos.
Esto a pesar de que todas las evidencias científicas han demostrado que la ivermectina, un medicamento usado para tratar los parásitos tanto en humanos como en el ganado, tan solo pudo reducir la replicación del coronavirus en laboratorio, pero los ensayos controlados realizados en humanos no han sido concluyentes sobre su potencial para reducir mortalidad y complicaciones.
Un documento emitido por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2021 indicó que, tras revisar 16 ensayos controlados con asignación aleatoria que incluyeron a 2.407 pacientes ambulatorios y hospitalizados con COVID-19, un grupo de evaluación concluyó que “las pruebas de que la ivermectina reduce la mortalidad, la necesidad de respiración mecánica, la necesidad de hospitalización y el periodo que se tarda en lograr una mejoría clínica en los enfermos de COVID-19 eran ‘muy poco fiables’, porque los ensayos habían incluido a pocos individuos y por las limitaciones metodológicas de los datos disponibles procedentes de los ensayos, entre ellos, el bajo número de eventos adversos”.
Falsa sensación de cobertura
Las declaraciones de la ministra parecen ir en línea con las intenciones de un discreto, pero ruidoso movimiento antivacunas en la isla, que exige que se permita el acceso a la ivermectina para ser utilizada contra el COVID-19.
Incluso antes de la polémica entrevista, la Asociación de Médicos Generales de Curazao había emitido un comunicado para advertir que no recomendaban el uso de la ivermectina contra el COVID-19. Posterior a la controversial apreciación de la ministra, médicos generales y especialistas emitieron una carta pública en la que se desmarcaron de estas recomendaciones y denunciaron la intención de “socavar” la política sanitaria contra el COVID-19 que ha regido en la isla.
Los expertos criticaron la confusión que estaba sembrando la ministra en la población, justo cuando se está en la recta final de la inmunización.
“La promoción del uso de medicamentos ineficaces por parte de usted, no solo como ministro responsable sino también como médico, es muy grave”, afirmaron los médicos en una misiva dirigida a Dorothy Pietersz-Janga.
Jerry Semper, uno de los firmantes de la carta y quien ha estado al frente del equipo de crisis contra el coronavirus en la isla, reprochó a la ministra por instar a los ciudadanos a que renuncien a la vacuna y crear en ellos una sensación “completamente injustificada de seguridad”.
Recalcó además que los planteamientos de Pietersz-Janga “están en marcado contraste” con la política de su propio gobierno. “Una política que es apoyada por el equipo de crisis y los profesionales de la salud», sumó Semper.
Aunque Curazao rebasó la meta de las 100 mil personas vacunadas con una dosis (64,6%), aún la cifra de completamente vacunados es de 60%, por detrás de Aruba, cuyo 71,6% de la población ya tiene las dos dosis de la vacuna anticovid.
Curazao llegó a liderar la cobertura de vacunación de las islas ABC, pero en los últimos meses, ha quedado rezagada en esta carrera. El gobierno anima a las personas a vacunarse, pero al mismo tiempo, afirma que inmunizarse es una “elección personal”.
Funcionaria silenciada
Tras ser sometida al escrutinio público y luego de que algunos asomaron la necesidad de que la ministra renunciara por sus cuestionadas declaraciones, la ministra publicó un anuncio en un medio holandés, en el que la definen como una “ministra para toda la población” y afirma que para combatir el coronavirus se necesitan “vacunas y medidas ‘pro’”.
Tras más de una semana de reclamos públicos por parte del sector médico, el primer ministro marcó distancia de las afirmaciones de Pietersz-Janga sobre el uso de la ivermectina contra el COVID-19, fármaco que está disponible ilegalmente en la isla.
Y aunque Pisas descartó destituirla por la afirmación, tras considerar que lo ocurrido sería un buen “momento de aprendizaje” para su colega de partido, sí tomó la decisión de separarla de la vocería sobre el manejo de la pandemia.
Comentarios de Facebook