Condenan en Aruba a un pescador por llevar un cargamento desde Venezuela
Una juez de la isla sentenció al trabajador del mar a cien días de prisión, por considerar que violentó lo dispuesto en una norma implantada a propósito de la pandemia por el COVID-19
Un hombre fue condenado a cien días de prisión en Aruba, al constatarse que había llevado a la isla 1,17 toneladas de pescado capturado en aguas venezolanas, en contravención a una norma implantada a propósito de la pandemia por el COVID-19.
La letrada Naftali Karen Engelbrecht dictaminó que el pescador Robert Laveist “ha puesto en peligro la salud pública general de Aruba”, al transportar en dos oportunidades cargamentos de mero y otros tipos de peces, presuntamente sacados de aguas venezolanas, limítrofes con esa isla, entre los meses de agosto y septiembre de 2020.
La sentencia contra el trabajador del mar, dada a conocer el 12 de enero, pudo ser más onerosa. Pero la juez no dio crédito a las informaciones recabadas por el cuerpo de Guardacostas de la isla, según las cuales las capturas no fueron el producto del esfuerzo de Laveist, sino de pescadores venezolanos que posteriormente las enviaron en un buque de mayor calado, desde el cual se habrían hecho trasbordos a la embarcación del acusado.
En la audiencia, Laveist explico que él y sus ayudantes suelen utilizar un dispositivo llamado palangre, o palambra, para hacer capturas masivas. Indicó que cada uno tiene entre mil y 1.500 anzuelos.
“Está prohibido pescar con ‘palambra’ en las aguas territoriales de Aruba, por lo que tiro mi ‘palambra’ en las aguas territoriales de Venezuela”, afirmó.
Luego, precisó cuánto tiempo toma la faena: la navegación desde el muelle Zeewick hasta el punto de pesca toma dos horas, sacar la captura tarda otra hora y media, y casi tres horas el viaje de vuelta, con las neveras llenas de productos marinos.
Según los testimonios de funcionarios de la Guardia Costera arubeña, el acusado zarpó sin autorización de la capitanía el 28 de agosto y el 5 de septiembre. En ambos casos, el traslado de ida y vuelta con las neveras llenas no tardó más de tres horas. Sus movimientos siempre fueron monitoreados por un sistema de radar, que también es usado para detectar operaciones de tráfico de drogas y migrantes ilegales desde Venezuela.
Los funcionarios confiscaron ambos cargamentos de productos marinos, cuyo valor de mercado no fue precisado durante el juicio. Sin embargo, uno de los efectivos que participó en los procedimientos observó que “todos los pescados estaban abiertos y limpios por dentro”, lo que reforzaba la convicción de que las capturas no fueron hechas por Laveist.
Pandemia y hambre
El defensor de Laveist, abogado Gabri de Hoogd, sostuvo que llevar a Aruba pescado desde Venezuela nunca fue un delito. Por lo tanto, no cabía en este caso una pena de prisión.
En su deposición, Laveist dijo que su actividad realmente traía un alivio a la población de la isla, que padece las consecuencias de la pandemia.
Sin embargo, en la sentencia Engelbrecht explicó que la condena surge de la violación a una norma implantada a partir de marzo de 2021, llamada Reglamento General COVID-19. Luego de una modificación, en abril del mismo año, se estableció que los traslados de pescado o el contacto con otras tripulaciones debía contar con la autorización previa de la capitanía.
“El hecho de que el sospechoso desconociera que, como pescador, necesitaba autorización de la Capitanía Marítima para introducir pescado, es una circunstancia que corre por su cuenta y riesgo”, afirmó la juez.
Esta es la primera vez que los guardacostas de Aruba actuaron contra una persona por llevar productos del mar a la isla, sin contar con autorización previa.
Todo el pescado fue incinerado. A Laveist le conmutaron la pena de prisión por el pago de 5.000 florines (2.780 dólares, al cambio actual), una suma que deberá entregar al gobierno de la isla.
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