
¿Adiós “COVID-free”? Variante delta obstaculiza el retorno a la normalidad en Aruba
Aunque el programa de vacunación avanza con rapidez, aún la isla no puede cantar victoria ante la pandemia, que dificulta la recuperación de la actividad turística, principal motor de la economía local
Aruba acariciaba la normalidad y la inmunidad de rebaño, pero la variante delta se ha colado en medio de esos planes. Justo cuando la isla reportaba hasta 70% de ocupación hotelera a finales de junio, la situación cambió en semanas.
A principios de julio, la Autoridad de Turismo de Aruba informaba que el país del Caribe Neerlandés estaba a solo un paso de convertirse en uno de los primeros destinos “COVID-free” del mundo.
Los casos activos diarios eran menores a 30 y se eliminaron varias medidas de bioseguridad como horarios establecidos para el cierre de empresas, distancia social de 1,5 metros, y restricciones al alcohol, asientos en restaurantes y a la actividad de clubes de bailes, casinos, bingos, bares y discotecas. Además, el uso de mascarillas faciales dejó de ser obligatorio, aunque aún se recomendaban.
Pero la llegada de la variante delta cambió el panorama. El 25 de julio, Aruba volvió a reportar 210 casos activos de COVID-19 en un día, una cifra siete veces mayor a la de principios de mes.
Ya desde el 16 de julio, la primera ministra, Evelyn Wever-Croes, anticipaba que había que estar alertas ante el nuevo panorama. Para la fecha, admitía que un tercio de los casos de COVID-19 en Aruba eran de la variante delta, detectada en la India el pasado mes de diciembre y que se ha propagado actualmente a más de 100 países, debido a su mayor transmisibilidad.
En esa ocasión, la primera ministra hacía énfasis en su llamado a los que se resisten a recibir la vacuna: “El 85% de las personas no vacunadas se han infectado”, señalaba.
La advertencia sirvió como antesala a una decisión que anunciaría posteriormente el equipo de manejo de crisis del coronavirus: las flexibilizaciones para el ingreso a Aruba de personas vacunadas, un gran paso que había dado la isla en su camino hacia la ansiada normalidad y que facilitó el retorno de turistas, retrocedieron a partir del 17 de julio.

Desde esa fecha, todas las personas residentes o turistas que llegan a Aruba de un país considerado como alto “riesgo” deben contar con una prueba negativa. Pueden realizar su test PCR dentro de las 72 horas previas al viaje o pueden practicarse el examen al momento de su llegada a Aruba.
Pero entre ambos grupos hay una diferencia: quienes presenten la prueba negativa entran sin restricciones, pero aquellos que se someten al test PCR dentro de la isla deberán esperar los resultados –que pueden demorar hasta 24 horas- en estricta cuarentena.
Si el resultado es negativo, el residente o turista podrá continuar con sus actividades normales; pero si se diagnostica la infección, deberá aislarse y seguir las instrucciones del Departamento de Salud Pública.
“Mirando la alarmante situación que está provocando la variante delta en otros países, Aruba está tomando las medidas necesarias para salvaguardar la salud de su comunidad y su economía y está reintroduciendo la política actual que ya estuvo antes en vigor”, expuso el equipo de manejo de crisis en su comunicado.

Los países considerados como de “alto riesgo” por la circulación y propagación de la variante delta en sus territorios son Seychelles, Chipre, Fiji, Mongolia, Túnez, Namibia, Reino Unido, Colombia, Cuba, Kuwait, Argentina, España, Botswana, Suráfrica, Países Bajos, Oman, Georgia, Costa Rica, Portugal, Malasia, Panamá, Surinam, Andorra, Brasil, Maldivas, Kirguistán, Irán, Irak, Luxemburgo, Letonia, Paraguay, Grecia, Uruguay, Rusia, Kazajistán, Malta, Emiratos Árabes, Chile, San Cristóbal y Nieves, Mónaco, Indonesia, Zimbabue, Guatemala, Bahamas, Trinidad y Tobago, Irlanda y Dinamarca.
Vacunación y conciencia ciudadana
Hasta el 23 de julio, las cifras del gobierno de Aruba reflejaban que 73,8% de los mayores de 60 años; 69% de los de 18 a 59 años y 25,7% del grupo de edad entre 12 a 17 años habían sido inmunizados contra el COVID-19.

Los números del Departamento de Salud Pública también reflejan que la circulación de la variante delta propició un aumento de casos y que ataca predominantemente a los no vacunados.
“Según datos del hospital central, desde el 1 de mayo, un total de 57 personas han sido ingresadas por motivos de COVID de las cuales 2 (3,5%) están totalmente vacunadas y 55 no están vacunadas o tienen una sola vacuna”, destaca la DVG para enfatizar la importancia de la vacunación.
En respuesta al anuncio del Departamento de Salud Pública de que se retomaría un anterior esquema para supervisar el ingreso a Aruba, muchos isleños expresaron su preocupación. Creen que las medidas de seguridad se han relajado entre residentes y turistas, lo que pondría a Aruba ante el riesgo de requerir nuevos bloqueos o toques de queda.
“Triste, triste. Ayer salí con mis hijos a la zona hotelera y no vi ninguna mascarilla en lugares cerrados. Turistas, residentes locales, todos caminaban tan confiados como si nada. ¿Qué va a pasar en 15 días, cuántos contagiados con la variante?”, comentaba una ciudadana identificada como Carin Hope el pasado 18 de julio en el perfil en Facebook del Departamento de Salud Pública.

Otra residente, de nombre Margaret Wever, respondía a la anterior duda: “Lo que va a pasar en dos semanas es que van a poner toque de queda y horario de cierre a las 11:00 p.m. y ahí sí todos los negociantes se empezarán a quejar, sabiendo que ellos mismos permiten aglomeraciones en sus lugares y sin mascarillas”.
Los llamados de las autoridades han ido creciendo a la par que el número de contagios aumenta. Cuando Wever-Croes anunció este 25 de julio que Aruba superó nuevamente la cifra de 200 casos activos, hizo un llamado a la conciencia del ciudadano.
“Es hora de que cada uno de nosotros se dé cuenta de lo que estamos haciendo y cómo podemos salir de esto. Aquí no hay mucho espacio para la elección personal, sino más bien, para la elección personal pensando en el colectivo, para ayudar mantener el barco o para hundirlo”, escribió en su perfil en Facebook.
Recuperación y variantes
Un nuevo confinamiento que implique bloqueo y restricciones adicionales al turismo y el comercio es el principal temor en un país en el que la economía se contrajo 22,3% en 2020, y cuyo PIB recibe del turismo una contribución anual de 90%, según cifras del Banco Central de Aruba.
Y aunque la recuperación económica en Aruba respecto al difícil 2020 ya es un hecho, el máximo ente financiero sigue siendo cauteloso. Por esa razón, puso en duda –en un reporte sobre el estado de la economía publicado el pasado 22 de junio– las proyecciones del Fondo Monetario Internacional del pasado mes de abril, en las que se estimaba un crecimiento económico mundial de 6% en 2021 y 4,4% en 2022.

“Las perspectivas de crecimiento a corto plazo son asimétricas entre países, ya que las economías avanzadas tienen más medios para ofrecer políticas de apoyo y un mejor acceso a vacunas. En las economías avanzadas, los gobiernos tienen más recursos para ofrecer apoyo fiscal y los bancos centrales tenían una gama más amplia de herramientas monetarias a su disposición”, advirtieron entonces.
En su panorama económico publicado a principios de julio, el CBA (por sus siglas en holandés) mantuvo su pronóstico de un repunte de la producción en términos del Producto Interno Bruto (PIB) real para 2021. En un escenario optimista, calculaban que el PIB podría crecer 15,5%; un 12,7% en un escenario “base” y 8,2% en el escenario más pesimista.
Pero en esa misma proyección, el Banco Central lo apostaba todo al impulso que estaba tomando el turismo, que ahora podría verse limitado si aumentan los casos y las hospitalizaciones por la variante delta y si ello obliga a retomar no solo restricciones para el ingreso a la isla, sino también bloqueos y toques de queda.
“El principal impulsor de la recuperación de las actividades económicas prevista para 2021 es el sector turístico, que continúa su camino hacia una recuperación relativamente fuerte”, comentaban en ese reporte, en el que también deslizaban que esas estimaciones y pronósticos estaban rodeados de “incertidumbres”.
“Por lo tanto, los resultados reales pueden eventualmente diferir de los estimados y proyectados en este documento”, previeron.
El Banco Central también había asomado que el principal riesgo para la consecución de las metas económicas de 2021 era la “circulación de nuevas variantes del COVID-19” y la eventual necesidad de tener que adoptar “medidas adicionales para hacer frente a la situación interna de salud”.
Con todo, el gobierno de la isla sigue aferrado a la meta de vacunar con dos dosis a toda la población mayor de 18 años a finales del verano de 2021 y a continuar a la vanguardia en lo que respecta a la recuperación del turismo, para seguir entre los cinco principales destinos con la cifra más rápida en ese particular, según la Organización del Turismo del Caribe.
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