“Hoy la única política migratoria del Reino de los Países Bajos en el Caribe es perseguir, capturar y deportar”
Aunque ciertas islas del Caribe Neerlandés forman parte de la metrópolis, el sacerdote Iván Darío Pérez, fundador de Cáritas Bonaire, señala que los estándares de vida de sus habitantes están muy por debajo de los europeos
Pese a que ha pasado casi las últimas tres décadas en distintas islas del Caribe Neerlandés, el padre Iván Darío Pérez no ha perdido su acento antioqueño. El sacerdote, quien llegó a ser Vicario Episcopal de Bonaire, es el fundador de Cáritas Bonaire, una institución que desde su creación en 2015 ha jugado un papel estelar en la atención a los inmigrantes que arriban a la isla.
“La primera instancia que trabajó para atender humanitariamente a los inmigrantes fue Cáritas”, dice con orgullo a Crónicas del Caribe el religioso oriundo de Medellín, Colombia, que propone a las autoridades neerlandesas cambiar su enfoque para resolver la situación.
-Como el resto de América Latina, Aruba y Curazao están viviendo una ola de inmigración venezolana sin precedentes. ¿Bonaire también está siendo afectada?
-Ciertamente la mayoría de los inmigrantes que hoy hay en la isla son venezolanos, pero también tenemos de otras nacionalidades. Hay dominicanos, colombianos, peruanos, etc.
-¿Qué tan grave es el problema migratorio en Bonaire?
–La isla tiene 21.000 personas y nosotros en 2019 atendimos a unos mil inmigrantes, muchos de ellos sin documentos. Por lo que podemos estar hablando de entre el 5 y el 10% de la población (…) Nosotros venimos ofreciendo atención médica y alimentos, así como asistencia jurídica y psicológica a estas personas que consideramos en situación vulnerable. Venimos atendiendo a tres grupos de personas: Los que tienen menos de cinco años, porque ellos no reciben asistencia del gobierno. El segundo grupo está conformado por personas que quedaron atrapadas con el covid19 y, por último, los que perdieron su trabajo durante la pandemia.
-Que la población aumente de repente entre el 5 y el 10% es algo preocupante en cualquier país, más en uno pequeño
-Sí, pero para Bonaire este es un asunto relativamente fácil de resolver. La isla puede absorber la mano de obra mediante una pequeña amnistía a los inmigrantes irregulares que ya están aquí.
-¿Cree que Bonaire está en capacidad de absorber a todos los inmigrantes ilegales?
-Sí, claro que es posible. La isla necesita de mano de obra y puede aprovechar la capacidad de estas personas, muchas de las cuales son profesionales (…) Lo que necesitamos es una política migratoria, porque hoy no la tenemos. La única política del Reino de los Países Bajos es perseguir, capturar y deportar. Pero nosotros estamos proponiendo alternativas.
-¿Qué le dicen las autoridades?
-Debemos hacer distinciones entre el gobierno local y el neerlandés. No hay que olvidar que Bonaire es una municipalidad de los Países Bajos, esta situación compleja es un gran reto para trabajar aquí (…) Ahora nosotros venimos haciendo incidencia. Nos hemos reunido con los parlamentos de Aruba y de Curazao e incluso con miembros del Parlamento de La Haya para exponer la situación. También hemos hablando con el gobierno local y logramos que los indocumentados sean vacunados, porque es algo necesario para acabar con esta pandemia.
-¿Por qué decidió crear una Cáritas en Bonaire? ¿Acaso se topó aquí con tanta pobreza como en Latinoamérica?
–El concepto de pobreza aquí es distinto. En nuestros países hay más miseria, aquí hay carencias de ciertas cosas y aunque el gobierno está preocupado por responder a las necesidades, se le escapaban ciertos asuntos que crean desigualdad. Por ejemplo, nosotros somos un municipio de Holanda y tenemos pasaporte holandés, pero no tenemos los mismos derechos.
-¿Qué derechos no tienen?
–No tenemos los mismos salarios ni los mismos subsidios que tienen los residentes del Reino de los Países Bajos y eso genera una gran desigualdad. Una desigualdad que hoy con el covid19 se ha incrementado, debido al aumento del desempleo, que está forzando a muchas personas a acudir a actividades ilegales como la prostitución. Por estas razones se necesita de Cáritas y de la acción de la Iglesia.
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