En Bonaire, el contrabando de drogas y municiones se hace en lanchas
Un caso ventilado en los tribunales de esa isla revela los mecanismos, a veces rudimentarios, aplicados por estos traficantes
El 22 de abril de 2019, un operador de vigilancia aérea de los Guardacostas del Caribe, que sobrevolaba al sureste de Bonaire, detectó que una pequeña embarcación con cuatro personas a bordo permanecía estática en un punto de las aguas territoriales de esa isla.
Casi una hora después del primer contacto en el radar, a las 7:48 pm, los operadores de la aeronave Dash-8 detectaron que una segunda embarcación se dirigía hacia el punto donde permanecía la otra. Los datos fueron evaluados en el centro de control, y determinaron que estarían ante una posible entrega o “sobrecarga” de alguna mercancía.
Los guardacostas grabaron el momento en que tres de los tripulantes de la primera embarcación se pasaron a la que recién había llegado, y continuaron rumbo al noroeste, donde está Bonaire.
Doce minutos transcurrieron hasta el momento en que tres de los ocupantes del bote se lanzaron al agua, para hacer un vadeo entre islas de manglares. “Parecen estar buscando una entrada a lo largo del manglar”.
Luego, se pierde la vigilancia de esos tres individuos. Solo queda uno en el bote.
A las 10:57 pm, los sujetos son avistados nuevamente. “Llevan bolsas y algo pesado”, indican los informes elaborados posteriormente. Dos horas después, fueron arrestados en un sector conocido como Lac Bay, al sureste de la isla.
En los interrogatorios posteriores, se determinó que los lancheros habían zarpado de Puerto Cumarebo, una población a 35 kilómetros al este de Coro, capital del estado Falcón.
La “mercancía”
“El hombre que organizó todo para nosotros le había dicho al capitán que nos transportara a mí y a mi primo y se llevara las dos bolsas. El segundo hombre ayudó al capitán con un dispositivo GPS. De las dos personas en el segundo bote, uno estaba en la parte trasera del bote y el otro estaba en la parte delantera. El hombre de enfrente tenía un dispositivo GPS y el otro hombre era el capitán. Éramos cuatro en el barco que iba a Bonaire. Cuando llegamos aquí, el hombre del frente vio a la policía. Dijo que teníamos que desembarcar. Mi primo y yo saltamos al agua junto con el hombre sentado al frente. También nos llevamos las dos maletas. El barco siguió navegando”, dijo uno de los venezolanos detenidos.
Una de las bolsas confiscadas tenía forma de riñonera, y adentro estaban doscientas municiones calibre 9 mm, repartidas en cajas de 25 unidades cada una.
En las otras dos bolsas, los guardacostas hallaron nueve paquetes de marihuana, que totalizaban poco más de 12,7 kilos.
En el caso, los venezolanos (todos ellos integrantes de una misma familia) admitieron que llevaban materiales ilegales, que supuestamente les entregó una tercera persona en Falcón, llamado el “organizador” en la investigación.
“Los bienes que fueron confiscados los habíamos tomado en Venezuela. Creo que era marihuana. Eran dos bolsas rojas y una bolsa negra. La bolsa negra contenía municiones. Trajimos las bolsas de Venezuela y las trasladamos al barco local”, recordó otro de los venezolanos imputados.
Las dudas se plantearon a la hora de evaluar la conducta del lanchero que había zarpado de Bonaire para encontrar a los venezolanos en aguas limítrofes. Este hombre de nacionalidad bonairense fue aprehendido en mayo de 2019. La pregunta central era si él tenía pleno conocimiento de lo que iba a hacer.
El hombre había zarpado hacia las aguas limítrofes con Venezuela desde una urbanización acaudalada de la isla, Plaza Marina, ubicada al norte del aeropuerto internacional. Es el mismo sector al que arriban los cruceros.
Sobre este punto, la Fiscalía ante el Tribunal Supremo de los Países Bajos dictaminó que el interés social está por encima del derecho a la libertad individual del lanchero.
El 15 de septiembre, fue rechazada la apelación de este encausado. Los venezolanos, mientras tanto, esperan sentencia en el centro de detención preventiva de Bonaire.
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