
Se reactivan las rutas de la droga por el Caribe
Los alijos de cocaína que se acumularon en Colombia y Venezuela durante la pandemia ahora intentan salir por mar o por aire, explicó un ex jefe Antidrogas de la Guardia Nacional
El 11 de octubre de 2021, la Policía Nacional española informó sobre la confiscación en aguas del Atlántico de un alijo de 4.248 kilos de cocaína que iban ocultos en un pesquero registrado en Venezuela.
La información avalada por ese cuerpo de seguridad europeo indica que la investigación comenzó en julio del año pasado, en torno a las actividades de un grupo que ocultaba el tráfico del alcaloide mientras hacía faenas en las aguas del Caribe.
Según el parte policial, 20 venezolanos fueron aprehendidos en el desarrollo de esta pesquisa, doce de ellos en el territorio del país suramericano.

El 11 de septiembre, una acción combinada entre fuerzas de Estados Unidos, Panamá y Colombia posibilitó el decomiso de 2,4 toneladas de cocaína que eran trasladadas en una lancha rápida. La intercepción se produjo a 160 millas náuticas al sur de la isla San Andrés.
Según la Armada colombiana, este alijo pertenecería al llamado Cartel del Golfo o clan Úsuga. Su máximo líder, Dairo Antonio Usuga, alias Otoniel, fue apresado en octubre en Necoclí, una población de la costa antioqueña.
Multiplicado
Estos han sido apenas algunos hallazgos de estupefacientes reportados durante los últimos meses, en los que las embarcaciones han surcado las aguas del Caribe. Los casos parecieran multiplicarse en la medida en que la cuarentena por el COVID-19 comienza a ser superada.
Según el ex jefe del Comando Antidrogas de la Guardia Nacional, coronel retirado Jairo Coronel, debido al confinamiento y las dificultades para la movilización en 2020 quedaron almacenados “excedentes” de cocaína en territorio suramericano.
Ahora, explicó, los grupos intentan sacar estos alijos a como dé lugar.
“Hay un reinicio de las actividades del narcotráfico, para colocar los excedentes de drogas que no pudieron transportar hasta 2021”, afirmó.
Este año, la Oficina de Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen señaló en un informe elaborado con la policía europea, Europol, que la era de la pandemia coincidió con una erosión de los grupos que -como el clan Úsuga- ejercían un “oligopolio” sobre el mercado mundial de la cocaína.
Según el documento, esta dispersión unida a la necesidad de colocar grandes cantidades de drogas ha ocasionado, en el caso de Europa, un incremento en el traslado de alijos ocultos en contenedores de mercancías, lo que “ha consolidado el rol de los Países Bajos como un punto para la colocación” de estos cargamentos.
De acuerdo con el reporte, esta droga ha incrementado su disponibilidad, así como su pureza en los lugares de consumo del viejo continente (más de 60% en promedio). Esto hace presumir que en la era post pandemia crecerá el universo de usuarios frecuentes en esos países, actualmente calculado en 4,4 millones de personas.
Debido a la fragmentación de los antiguos carteles colombianos, se ha hecho necesario trazar alianzas para llevar los inventarios de drogas a sus destinos finales. Según este informe, hay “grupos basados en países de tránsito de Centroamérica y el Caribe” dedicados a la distribución hacia Estados Unidos y territorios al otro lado del Atlántico.
Drogas, turismo y COVID
Según Coronel, la reactivación progresiva de los vuelos comerciales y del traslado de mercancías ofrecerá mayores oportunidades a los traficantes de drogas.
“En 2020 hubo una producción superior a las mil toneladas de cocaína (…) Indudablemente, esas cantidades estaban encaletadas. Y a partir de julio de 2021 se presta la oportunidad para llevarla a los sitios de consumo”, dijo.

Advirtió que las restricciones implantadas al flujo de turistas a propósito de la variante Omicrón del COVID-19, “indudablemente es un factor que los operadores del narcotráfico tomarán en cuenta”, puesto que habrá un mayor riesgo de exposición a los intentos por llevar los alijos a sus mercados finales.
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