Migración

Un diseñador venezolano viste los sueños de las novias y las misses de Curazao

Juan Carlos Padrino triunfa en la isla y señala que para los inmigrantes el secreto del éxito es saber integrarse en la sociedad que lo recibe

Lo soñó y lo logró. “Siempre quise vivir fuera del país, siempre lo tuve como mi plan de futuro”, confiesa Juan Carlos Padrino, un diseñador venezolano que desde 2007 está instalado en la isla de Curazao.

Nació en Caracas y tiene 46 años de edad. Comenzó su andar en el mundo del teatro y la opera en 1994, confeccionando el vestuario de artistas que se presentaban en el escenario más importante de Venezuela: el Teatro Teresa Carreño. “Trabajaba con compañías independientes en el Teresa Carreño”, relata Padrino a Crónicas del Caribe.

Padrino vistió a compañías independientes que se presentaron en el Teresa Carreño

Por medio de unos amigos conoció en Caracas a un grupo de holandeses. Gracias a estos contactos, recibió invitaciones que lo llevaron a viajar hasta cuatro veces al mes a Willemstad. Cuatro años después de sus primeras visitas, decidió empacar sus maletas e iniciar una nueva vida en la que ahora siente como su patria.

“Me gustaba la idea de vivir en el exterior, me encantaba Curazao por su relación con Europa, mis amigos holandeses tenían una cultura que para mí era muy agradable, era lo que yo quería y tenía la posibilidad de ir a la isla”, comenta.

Salto a la fama

Cuando llegó a la isla, creó su marca Padrino Couture y abrió su primer taller en un reconocido hotel ubicado en Punda, en la calle Bredestraat.

El venezolano Juan Carlos Padrino llevó su talento y buen gusto a Willemstad

La fama que se granjeó por la confección de corsés aumentó su cartera de clientes, con novias que optan por lucir su traje de boda con sello venezolano. Padrino viste de tres a cuatro novias al mes, y usualmente recibe pedidos de holandeses que escogen a la isla como destino para grandes celebraciones.

“Mucho holandés viene a casarse aquí, y la mayoría de mis clientes son curazoleños, holandeses y norteamericanos”, señala.

Radicarse en Curazao cambió su vida personal y profesional. “En Venezuela luchaba contra la escasez de material para diseñar, para mí fue muy difícil, yo quería -a nivel personal- vivir libre, sentirme cómodo. Entonces, estudié corsetería, pero también trabajo con telas y las importo desde Estados Unidos”, expone el diseñador caraqueño.

Las creaciones de Juan Carlos Padrino son muy requeridas por los novios en la isla

Miss Curazao Universal

Pero su trabajo no se ha reducido a complacer el sueño de las novias.  Desde 2013, ha diseñado vestidos para las concursantes del Miss Universe Curacao, Miss Curacao International, y los outfits y trajes para los días posteriores de la noche final.

Los organizadores del certamen de belleza lo prefieren por su talento y buen gusto. A su juicio, el Miss Venezuela es fuente de inspiración para el evento en la isla, recuerda que con mucha frecuencia preparadores de misses venezolanas aterrizaron en Curazao para impartir clases a las concursantes.

Al mismo tiempo, diversos diseñadores venezolanos acudían al certamen, pero el cierre de fronteras desde 2019 ha impedido nuevos acercamientos.

“Definitivamente, los que están alrededor de la misses reconocen el talento venezolano, aquí prefieren el talento venezolano, siempre venían preparadores de misses a dar clases aquí, pero el cierre de fronteras ahora lo impide”, lamenta.

El secreto de un inmigrante

Los logros de Padrino no han sido producto de la suerte, sino consecuencia de una serie de decisiones en su conducta y cambios de hábitos como inmigrante para lograr conquistar grandes escenarios en la isla. Destaca su principal valor: Integración.

Considera que un latino que decide emigrar, debe despojarse del ego y la soberbia, recordando siempre de dónde viene.

“Yo siento que el secreto es saberse integrar, es lograr involucrarte en una sociedad que no es la tuya, integrarte a la cultura, fechas patrias, dejar de criticar, dejar de decir que vienes del mejor país del mundo y entender que el mejor país del mundo es donde vives ahora”, resalta.

Padrino se ha convertido en un fiel defensor del papiamento y la cultura curazoleña. Agradece a la isla que lo recibió con los brazos abiertos. “Integrarse a una sociedad que no es la nuestra es básicamente el secreto de un inmigrante”, dice.

En esta nueva etapa de su carrera, Padrino busca internacionalizarse con los ojos puestos en Holanda. Ese es su objetivo.

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