Migración

Liberan en Curazao a los cuatro niños venezolanos, pero mantienen presas a sus madres y abuelas

Las señoras enfrentan una investigación por tráfico de personas, aunque ya han demostrados que los niños son sus hijos y nietos

Las autoridades de Curazao liberaron este viernes 13 de octubre a los cuatro niños venezolanos que permanecían en un internado, luego de que fueran detenidos en septiembre junto con adultos tratando de ingresar de forma irregular a la isla. La noticia fue dada a conocer por la fundación Human Rights Defense Curacao (HRDC).

Los niños están ya en libertad con sus familiares, después de pasar semanas aislados y sin que sus parientes tuvieran información sobre las condiciones en las que se encontraban. Sin embargo, no todos han podido reencontrarse con sus madres y abuelas, que continúan presas y enfrentando cargos de tráfico de personas.

El primer caso se registró el 6 de septiembre. Ese día la Guardia Costera del Caribe y la Policía de Curazao capturaron en tierra a un grupo de migrantes venezolanos que había llegado en lancha. En esa embarcación se trasladaban Santiago José Musitola Perozo, de 5 años de edad, y su padrastro Ronald Martínez, de 31 años

Los dos primeros niños salieron del internado el viernes 6 de octubre

El niño terminó en el internado “Huize Sint Jozef”, mientras su padrastro fue llevado a la cárcel, donde también se hallan Josmary Perozo Zambrano (23) y Marynellis Zambrano Ventura (43), madre y abuela de Santiago José. Las autoridades investigan a Martínez, Perozo Zambrano y Zambrano Ventura por tráfico de personas, pese a que han demostrado ser los representantes del niño.

En el limbo

La noche del 20 de septiembre, la Guardia Costera del Caribe interceptó una lancha que intentaba llegar a Curazao. A bordo estaban 19 venezolanos: siete mujeres, siete hombres y cinco niños, que fueron conducidos al mismo internado.

Los niños que cayeron en esta operación tienen las siguientes edades: uno de 6 años, dos de 9, una de 10 y otra de apenas 1 año y tres meses de nacida. La bebé fue entregada a su padre y su madre, que iba en la embarcación, sigue detenida.

Dos fueron liberados el viernes 6 de octubre por decisión de un tribunal de primera instancia de Curazao, a cargo del juez S.M. Christiaan, quien exigió al gobierno de la isla “remediar inmediatamente la situación ilícita y cooperar en la reunificación” entre los niños y sus familiares.

Una semana después, las autoridades de Curazao permitieron que los cuatro niños que aún estaban en el internado pudieran salir y abrazar a sus parientes. Entre los beneficiados con esta medida están Juliannys Richerd Giménez Barragán, de 10 años, y su hermano Yoanys Juvenal Giménez Barragán, de 6. Ellos iban en la lancha con su abuela Noila Vargas, de 52 años, quien está presa acusada de tráfico de personas.

Nolia Vargas se trasladó a Curazao con sus nietos en una lancha que fue interceptada el 20 de septiembre

Y no solo está detenida Vargas sino que también la policía local arrestó a su hija y madre de los niños, Aliannis Guadalupe Barragán Vargas, de 23 años. El caso de Barragán Vargas es complejo: llegó de forma ilegal el 6 de octubre de 2019 y la deportaron el 17 de mayo de este año. Un mes más tarde, el 27 de junio, retornó en lancha a Curazao. Cuando fue ahora a reclamar a sus hijos, la policía revisó sus antecedentes y la encarceló.

La familia destaca que Vargas demostró que los niños son sus nietos, razón por la cual consideran que no puede ser procesada por tráfico de personas. Esta es la segunda oportunidad que la señora trata de emigrar a Curazao. La primera vez fue hace seis años.

Aliannis Barragán Vargas fue deportada y regresó a la isla

Entre los adultos detenidos por la lancha del 20 de septiembre, está una joven de 18 años que le llevaba el hijo a su hermana que reside en la isla. La muchacha sufre de epilepsia y también cayó en la averiguación por tráfico de personas, aunque el niño es su sobrino.

La Fiscalía de Willemstad publicó el 7 de septiembre un comunicado en el que advierte que observa “un aumento marcado de tráfico de menores, particularmente entre Venezuela y Curazao”. En la práctica, se trata de padres y familiares que llevan a sus niños en lanchas para tratar de ingresar de forma irregular en Curazao.

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