Economía

Por falta de dinero para pagar el seguro marinos de Falcón no pudieron reactivar el mercado flotante de Curazao

Los trabajadores del mar deben pagar más de 250 dólares para cumplir el requisito que exige el gobierno de la isla

A pesar de que este lunes 3 de abril se abrió la frontera marítima entre Venezuela y Curazao, el comercio flotante de La Vela, en el estado Falcón, no pudo comenzar como estaba previsto para llevar frutas, verduras, hortalizas y pescados a la isla porque los marinos no han completado la documentación que exige el gobierno de Curazao. 

Los marinos refieren que «están haciendo de tripas corazones» porque no es fácil volver a empezar cuando se perdió todo. Johan Hernández, marino de La Vela, refirió que necesitan contratar una póliza de seguro para cada miembro de las embarcaciones, y Curazao exige que sea una póliza de seguro por encima de los 15.000 dólares

Pescadores y vecinos de La Vela protagonizaron varias protestas en estos últimos cuatro años

Aunque algunos contrataron una póliza con una empresa venezolana, las autoridades de la isla no lo aceptaron. Ahora están estudiando las ofertas que hay en el mercado para escoger la que se adapte mejor a su bolsillo. «La mayoría no tiene como pagar esa póliza y es lo que estamos tratando de resolver«, dijo.

Se supo que los marinos consiguieron una póliza de 20.000 (accidentes personales) y 10.000 dólares para casos COVID, el monto a pagar es de 253,40 dólares y es válida por un año. Se trata de un seguro para permisos de trabajos internaciones (no incluye a turistas); sin embargo, la mayoría de los marinos no cuentan con el dinero para pagarla y están reuniendo entre familiares, amigos y ventas de algunas cosas para poder acceder a este sistema. 

Hay esperanzas  

Para Eli Quiñones, presidente de la Fundación «Barquitos de Venezuela», hay esperanzas de que los viajes comiencen a darse muy pronto (podría ser después de Semana Santa), ya que se ha avanzado mucho desde que dieron la información de que se iba a abrir las fronteras. 

Eli Quiñones, presidente de la Fundación Barquitos de Venezuela, describe las penurias que enfrentan los marinos

Ha sido un trabajo arduo, de compromiso y entrega porque cada familia está haciendo lo imposible para que sus marinos y embarcaciones cumplan con los requisitos para unirse al mercado internacional a través del puerto de La Vela. 

Dijo que ya hay cuatro embarcaciones listas para el mercado flotante y que sus dueños están haciendo inversiones para poder abastecerlas con la primera carga. Aseguró que han recibido apoyo del gobierno de Falcón, que incluso habilitó un bus para llevar a Caracas a los marinos que no tenían pasaporte. En la capital de Venezuela les sacaron el pasaporte en un día y pudieron regresar con su documentación.

Por ahora, el único atraso es la póliza de seguros que exige Curazao y que deben cumplir para poder ingresar en el mercado flotante. En cuanto a la seguridad marítima, informó que se está manejando que todos los pagos sean en transferencias internacionales para evitar atracos en alta mar y llegar a exponer la vida de los tripulantes de las embarcaciones.

En el Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA) se sigue trabajando en la documentación de los marinos que se han censado para este trabajo. Aunque ya muchos terminaron los cursos, hay un grupo que no y a algunas embarcaciones les falta documentación como la fumigación.

La reactivación del mercado flotante es esperada por marinos venezolanos y consumidores curazoleños

«Las primeras cuatro embarcaciones que van a zarpar ya están listas, esperamos que los marinos puedan hacer sus pólizas de seguro y después de Semana Santa arrancar con todo y cumpliendo con todas las reglas», dijo.

Algunos comerciantes que prefirieron no dar su nombre, informaron que es mucho el gasto que dejó el cierre de frontera en 2019, ya que las embarcaciones actualmente necesitan intervenciones que van desde los 10.000 hasta los 25.000 dólares.

A esto se suma las nuevas normativas de la isla  y la primera inversión de mercancía que ronda los 7.000 dólares. «No ha sido fácil empezar de cero, pero aquí vamos. Estamos invirtiendo todo lo que tenemos y hasta dinero prestado para apostarle a volver a trabajar como en años anteriores, esperamos que podamos empezar pronto», manifestó uno de ellos.

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