Muaco: el desplome de un puerto que acabó con la historia turística comercial entre La Vela y Curazao
Retumba la corneta del ferry Almirante Luis Brión en el Puerto Real de La Vela. La embarcación anuncia su llegada a las costas venezolanas con 1.200 pasajeros provenientes de las islas neerlandesas, que vienen a disfrutar del intercambio comercial, las bellezas naturales y el patrimonio cultural del estado Falcón.
Entre los años 70 y 90 del siglo pasado, esa imagen saltaba a la vista en el Puerto Internacional de Muaco. Sin embargo, la destrucción de esa instalación portuaria, la falta de inversión, la crisis nacional y el cierre de las fronteras han hundido a ese puente que conectaba a Venezuela con el Caribe y el mundo.
Ángel Villegas es oriundo de Caracas, pero desde hace 45 años vive en La Vela. Fue capitán de operaciones del ferri Almirante Luis Brión y el primero en crear un sindicato en defensa de los trabajadores marinos en el año 1977.
Mientras estuvo a cargo del centro de operaciones del Almirante Brión, Villegas -de 72 años de edad- notó que “el pasajero venezolano fue un turista de lujo”, recibido con estima en Aruba, Bonaire y Curazao. Cuenta que el venezolano impulsó el éxito turístico de las islas por su cultura de consumo.
“No era tanto el movimiento de personas de las islas neerlandesas para Venezuela, sino el de los venezolanos hacia allá. El venezolano iba a comprar mercancía como ropa, perfumes y comida porque le resultaba más económico”, explica.
Desde el estado Zulia y Caracas, las personajes se trasladaban a Falcón para comprar sus boletos en la línea Ferrys del Caribe. “Yo recuerdo un viaje en el que llevamos 900 pasajeros a Curazao desde Puerto Muaco, mucha gente se convirtió en cliente fijo del ferri”, rememora Villegas.
Devaluados y discriminados
El ferri Almirante Luis Brión tenía una capacidad para más de 30 camiones de carga que transportaban frutas, hortalizas, oxígeno industrial y medicinal, artesanía venezolana, alimentos y agua potable.
Villegas lamenta el cierre de uno de los puertos más antiguos de Venezuela. “Hay que hacer todo un ejercicio de planificación para que Muaco pueda volver a ser un potencial en el país, hay que retomar el intercambio comercial con Curazao, principalmente con las frutas. El Puerto Internacional de Muaco puede descentralizar el sector portuario de Venezuela”, afirma.
No obstante, está consciente de que la situación ya es muy distinta. “Ahora no es negocio activar un ferri en Puerto Muaco. Nuestra moneda, el bolívar, ha perdido todo su valor y la discriminación contra los venezolanos va en aumento en las islas”, advierte Villegas, quien pocos años después incursionó en política y alcanzó el cargo de alcalde del municipio Colina, estado Falcón.
Mercado flotante
Desde los 10 años de edad, la vida de Henrrys Ruiz y su familia giró alrededor de la actividad marina en el puerto de La Vela. Su primer oficio fue de “maletero” y con el tiempo se convirtió en el primer vendedor de sánduches en las afueras del Puerto Internacional Muaco.
“Frente a mi escuela primaria estaba el edificio de la aduana y las oficinas del primer ferri. Yo salía de la escuela y me ponía a contar las maletas. Con el tiempo me relacioné con la gente”, relata.
Ruiz -de 56 años- cultivó amistad con una familia curazoleña con quien aprendió a hablar papiamento. Sigue las noticias y habla con seguridad sobre la política de las islas neerlandedas. En una oportunidad llegó a vender comida en Curazao, específicamente en el mercado flotante, considerado un ícono turístico de la isla.
Cree que el cierre del intercambio comercial con Venezuela afectó económicamente al curazoleño común, porque significó la paralización del mercado flotante.
“El pueblo curazoleño que vive de una pensión, compra su comida en el mercado flotante. La mercancía que actualmente llega de Colombia y República Dominicana es costosa y no siempre se encuentra en buen estado, a los curazoleño les gustan los productos de buena calidad como los nuestros”, afirma Ruiz.
Cruceros del mundo
“El ferri tocaba la corneta, que se escuchaba en todo el pueblo, y veíamos la gran cantidad de carros que desembarcaban en el municipio”, describe José Flores Thamyes, quien acumula 22 años de experiencia naviera. En pleno apogeo del puerto, trató con turistas de Reino Unido, Dinamarca, Alemania, Francia, Ucrania, Australia y Estados Unidos.
Cuando el muelle de Muaco presentó problemas de dragado, los cruceros fondeaba a pocas millas náuticas del puerto. La falta de atención gubernamental bloqueó los planes de mantenimiento de las empresas privadas. “A pesar de todas las limitaciones que teníamos en Puerto Muaco, nosotros atendimos cruceros lujosos, y despachamos mercancía en los barcos Don Andrés (con siete gandolas con productos venezolanos) Doña Luisa”, desliza con nostalgia.
Desplome
Los trabajadores marinos reconocen a Flores Thamyes -de 42 años- su larga lucha política y profesional para ayudar a rescatar el Puerto Internacional de Muaco. Le causa preocupación como el cierre del puerto y de la frontera terminó por derrumbar las aspiraciones de sus vecinos.
“El puente empieza a ceder el 14 de enero de 2014, justamente ese día cumplía años mi jefe. Fui a revisar una lancha y noté que el puente se estaba desplomando. Nadie se había percatado. Le avisé al sargento que estaba de turno y logramos salvar un vehículo que estaba en la zona. Al día siguiente, a las 5:30 am, se había desplomado el primer paño del puente”, narra Flores.
La empresa privada venezolana insiste en la reactivación del Puerto Internacional de Muaco. La reconstrucción de la estructura podría hacer que vuelvan los ferris, turistas y, más importante aún, la prosperidad a la costas de Falcón.
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