Un triunfo para la diáspora venezolana: extendieron el lapso para solicitar la residencia temporal en Curazao
La vocera del grupo de migrantes, Natalia Molina, advierte que la lentitud de los trámites y la falta de recursos obstaculizan el proceso de legalización en la isla
Después de la reunión que sostuvieron el 24 de agosto representantes de la diáspora venezolana con el primer ministro de Curazao, Gilmar Pik Pisas, este colectivo se anotó un punto a favor: lograr la extensión para solicitar la residencia temporal en la isla. Ahora podrán presentar los requisitos hasta diciembre. El mandatario no ofreció una fecha específica.
Un grupo de profesionales, emprendedores y trabajadores venezolanos entregó a Pisas una carta sobre las trabas que enfrentan para establecerse en Curazao. Natalia Molina fue una de las voceras en esa reunión. “Recibí la llamada del primer ministro para informarme el nuevo plazo de esta medida (…) lo sentí muy receptivo, creo que podemos negociar otras demandas”, declara a Crónicas del Caribe.
“Integración responsable” es el nombre del plan que presentó el gobierno curazoleño hace seis meses para proteger a los inmigrantes que ingresaron legalmente al país, y que aún no cuentan con los documentos para completar el trámite. La oficina de migración de Curazao exige a los interesados pagar una tasa de solicitud, certificado de antecedentes penales, demostrar que entraron legalmente antes del 13 de marzo de 2021 y declarar ingresos económicos. En la página web www.immigrationcur.org aparecen los detalles de la gestión.
Del 13 de marzo al 22 de septiembre se debía realizar el proceso, pero muchos venezolanos no han podido concretar varios requisitos, entre esos el pasaporte –hay retrasos en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) de Venezuela-. El permiso de residencia temporal tiene vigencia por un año.
El 23 de septiembre, Molina recibió la notificación del mismísimo Pisas.
Sin dinero
Aunque es un alivio que se extienda el plazo para consignar los documentos, Molina sabe que un gran número de venezolanos no tiene los recursos para pagar todo lo que requiere la emisión de la residencia temporal. “Para hacer una vacatura de empleo debes presentar un garante y muchas veces los contratantes no quieren adquirir compromisos al firmarlos e incluirlos en sus nóminas. Prefieren que trabajen de manera informal”, manifiesta.
Para la residencia exigen seguro de vida privado. La cobertura de una mujer de 50 años, una niña de 9 y un joven de 20 puede representar 3 mil florines (1.600 dólares). La vacatura, que es el proceso para registrarse en el Ministerio del Trabajo, cuesta 1.000 florines (550 dólares) y un gestor para las traducciones en holandés son otros 1.000 florines. “La vida es costosa en Curazao. Los alquileres rondan los mil florines y los valores de electricidad y agua son elevados. Hay venezolanos que de casualidad se pueden mantener con el poco dinero que tienen”, afirma la vocera.
Molina es auditor financiero y creó su propia empresa, pero los trámites son muy lentos. El registro tarda aproximadamente seis meses. Por su parte, la vacatura presenta fuertes retrasos, proceso que avala el Ministerio del Trabajo para el permiso de residencia. El registro se realiza en la oficina de Ventana de Información (Intake Lokèt di Pèrmit, en papiamento) para otorgar permisos de establecimiento.
Sin papeles
“Yo estoy indocumentada y no es justo. Soy empresaria”, expresa. Tiene estudios de posgrado en Derecho Tributario y obtuvo una especialización en Gerencia de Auditoría en la Universidad Simón Bolívar. “Queremos hacer entender que existen muchos emprendedores venezolanos en la isla y que podemos dar empleo a los locales y extranjeros (…) tenemos compatriotas con emprendimientos exitosos. Recién vi que una empresa ubicó tequeños y otros productos en los supermercados”, afirma la entrevistada.
También explica que la normativa de la isla no permite que reemplacen a los nativos en trabajos muy buscados, como plomeros, transportistas públicos, meseros, jardineros, vendedores, cocineros, personal de limpieza y otros. Para esos casos, los lugareños tienen prioridad. Los extranjeros deben ir por los empleos de poca demanda.
En cambio, los cuidadores de adultos mayores tienen una consideración especial porque el contratante puede hacer la solicitud personal para emplear a quien considere. En Curazao hay una longevidad creciente y muchos hijos, que viven en Países Bajos, pagan la asistencia de sus padres.
Xenofobia
El 23 de septiembre detuvieron a varios extranjeros que se encontraban trabajando en una obra de construcción. Es recurrente que la policía intervenga esos lugares para detener indocumentados. “Hay desempleo por la pandemia. Ahora es frecuente ver a mucha gente nativa en las calles en situación de indigencia. En tiempos de crisis, se señala al inmigrante como causante de los problemas. En el caso de las incautaciones de drogas en embarcaciones, siempre hay un local involucrado, pero los medios señalan a los extranjeros cuando se trata de delincuencia organizada”, indica Molina.
Recuerda que el cierre de la refinería Isla, que operaba Petróleos de Venezuela (Pdvsa), dejó una desocupación alarmante. La Cruz Roja llevaba adelante la distribución de ayudas y “en algunos casos los curazoleños se negaban a recibirla”, asegura Molina. Ahora la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) coordina los aportes para los migrantes y el gobierno de Curazao se encarga de los nativos que demandan beneficios en el marco de la pandemia.
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