Un joven migrante zuliano se convierte en campeón nacional de boxeo en Curazao
Ángel Darío Montiel Chirino, de 22 años de edad, lucha por sus sueños en la isla
Ángel Darío Montiel Chirino migró a Curazao en 2017 con sus padres. Nativo del estado Zulia, con 17 años resolvió huir de la crisis venezolana para buscar mejores oportunidades. Seis años después, este joven zuliano se convirtió el 26 de agosto en campeón nacional de boxeo en la isla.
Ángel Darío recaló en Willemstad porque allá ya estaba instalado su hermano, así que esta era la primera opción para lograr la ansiada reunificación familiar.
Recuerda que tras tomar la decisión, emprendieron el viaje por Colombia porque aunque tenían la documentación al día, las fronteras entre las islas y Venezuela habían sido cerradas por el gobierno de Nicolás Maduro.
“Llegamos a Cúcuta y luego hicimos un largo viaje hasta Bogotá. Allí descansamos una noche y luego tomamos el vuelo hacia la isla. Todo fue muy rápido, mi padre comenzó a trabajar y yo a estudiar y a jugar fútbol, que era lo que hacía en Venezuela”, relata a Crónicas del Caribe.
Dos años más tarde, en 2019, dejó el fútbol. Ya no sentía la misma conexión con el balón y, además, sufrió una lesión que lo sacó de la cancha.
“No me retiré porque me haya ido mal, sino porque fue una lesión que duró tres meses. Me desanimé porque el fútbol no era bonito, no era como en Venezuela. Preferí seguir trabajando y ayudando a la familia, pero me di cuenta de que me hacía falta hacer deporte”.
Por esa razón decidió entrar en el gimnasio, donde conoció a unos muchachos que recibían clases de kickboxing y artes marciales mixtas. “Ellos me invitaron y de esa forma conocí el mundo del boxeo y el deporte de contacto”, cuenta emocionado.
Incursionó en el boxeo luego de entablar contacto con unos pugilistas. Así encontró lo que tanto había buscado: un deporte que le gustara, que se ajustara a sus estándares y que le diera la oportunidad de crecer.
“Ahí cambió todo, comencé a entrenar mucho más y la gente comenzó a creer más en mí. Los entrenamientos eran más fuertes, demandaban más disciplina, más esfuerzo físico y mental, dormir bien y comer bien. Me exigió al máximo, el boxeo es uno de los deportes que te exige más física y mentalmente, y yo quería mejorar”.
Perdió su primera pelea por puntos, pero considera que ganó una gran oportunidad para fortalecer su técnica, fuerza, resistencia y desarrollar la inteligencia en el cuadrilátero. “Lo vi como un impulso, fue esa gasolina que necesitaba, esa derrota me enseñó demasiadas cosas”, reconoce el zuliano.
Después de ese revés, consiguió una nueva oportunidad. Esta vez se preparó mucho más, tanto que se lesionó el hombro derecho antes de la pelea. A 30 segundos de comenzar aquella refriega, sintió que se le dislocó el hombro.
“Así que peleé con una sola mano y gané por decisión unánime. Estuve tres meses en recuperación, luego me preparé y gané tres peleas, la última por el campeonato nacional de Curazao. Fui mandatorio para el título nacional de boxeo en mi división de 70 kilogramos en Amateur B por las cuatro peleas que tenía ganadas. Peleé contra el hijo del presidente de la Federación de Boxeo en Curazao, que venía de ganar en Holanda”, comenta.
Sabía que no era una pelea fácil, por lo que se preparó mucho física y mentalmente. “El resultado fue a mi favor, fue una pelea muy bonita, ganamos y me consagré como campeón nacional de boxeo en Curazao».
Migrar y triunfar
Cuando Ángel Darío emigró siendo tan solo un adolescente, jamás pensó que su vida daría un giro de 180 grados.
“Se siente demasiado bien, uno se siente lleno, bendecido, agradecido con la vida. A nosotros como migrantes todo nos cuesta el doble, así que tenemos que trabajar el doble y destacarnos en lo que estamos haciendo. Me siento muy bien, agradecido con Dios y la vida, con las personas que conozco”.
El zuliano tiene sus metas muy claras. En la actualidad, está estudiando en el instituto técnico Nilda Pinto SBO Brievengat para obtener el título de electricista general mientras labora como asistente eléctrico. “Quiero terminar mis estudios para convertirme en ingeniero eléctrico y ser un boxeador profesional para representar a mi país. Estoy muy orgulloso de representar a Curazao, que me abrió las puertas, pero me llenaría de mucho orgullo representar a Venezuela”, afirma.
Desde su experiencia, envía un mensaje a quienes tienen pensado buscar oportunidades en otros países.
“No tengan miedo a salir de su zona de confort, no tengan miedo a arriesgarse, conocer nuevas personas y nuevas fronteras. Puede ser que esa situación que vayas a pasar en otro país te forme y te haga crecer como persona. Mientras estemos en la zona de confort, vamos a lograr muy poco, la zona de confort es muy peligrosa.
Yo le recomiendo a todo el que pueda y tenga la posibilidad de salir, que lo haga, se va a llenar de muchas experiencias, va a conocer muchas personas y nuevas culturas. Salgan, conozcan, trabajen, estudien, hagan un deporte porque es bueno. Tengan a Dios por delante y las cosas van a salir bien. Lo que hagan, háganlo pensando en sus metas y proyecciones, en cómo se ven ustedes y no se desenfoquen, crean en ustedes», concluye el campeón.
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